Si bien esta dolencia no suele presentar síntomas, a medida que progresa, es posible que sienta algunas molestias. Con algunas medidas simples, es posible evitarla.
Baje
unos kilos. Como nunca antes, en la actualidad el exceso de peso es
el motivo principal por el que los adultos y niños tienen mayor riesgo de padecer
diabetes tipo 2. Aumentar de peso provoca la acumulación de grasa excesiva
alrededor de órganos internos en la zona abdominal, en especial si está estresado
con regularidad: las hormonas del estrés pueden enviar grasa adicional al
abdomen. Las nuevas investigaciones muestran que esta peligrosa grasa abdominal
envía señales químicas que desensibilizan a las células del organismo con
respecto a la insulina, hormona que convence a las células de absorber el
azúcar en sangre. La resistencia a la insulina es el primer paso en el camino
hacia la diabetes tipo 2.
La
buena noticia es que en un ensayo clínico de referencia en el cual se hizo un
seguimiento de 3234 personas con prediabetes durante tres años, quienes bajaron
un 7% de su peso corporal (casi 5 kg para una persona que pesa 77 kg)
disminuyeron el riesgo de diabetes en un 58%. De hecho, el descenso de peso
funcionaba mejor que los medicamentos para la diabetes.
Realice
algún ejercicio cardiovascular enérgico.
Realizar este tipo de actividad, de tres a cinco veces por semana, ayuda a
eliminar la grasa del abdomen mejor que la dieta, según investigadores de la
Universidad de Siracusa. La caminata a paso ligero durante 30 minutos diarios
también funciona.
Consuma
de cinco a nueve porciones de frutas y verduras por día, además de tres porciones de granos integrales. En un estudio reciente
sobre 486 mujeres, los investigadores de la Facultad de Salud Pública de
Harvard descubrieron que quienes consumían más fruta tenían 34% menos de
probabilidades de padecer el síndrome metabólico, un grupo de factores de
riesgo, incluida la resistencia a la insulina, que predisponen a la persona a
tener diabetes. Las mujeres que consumían más verduras redujeron su riesgo de síndrome
metabólico en un 30%. Mientras tanto, los investigadores alemanes que siguieron
a 25.067 mujeres y hombres durante siete años descubrieron que quienes
consumían más fibra de grano integral tenían un 27% menos de probabilidades de
desarrollar diabetes que quienes consumían menor cantidad.
Abandone
el “caramelo líquido”. Comience a calmar la sed
con agua, agua con gas (con un chorrito de limón o lima), té amargo o leche
descremada en lugar de gaseosas, jugos de frutas o té helado endulzado. Una
sola porción diaria de gaseosa aumentó el riesgo de síndrome metabólico en un sorprendente
44% en un estudio que se publicó en todos los medios, realizado por la Facultad
de Medicina de la Universidad de Boston. ¿El motivo? Los expertos tienen muchas
teorías. Puede ser simplemente debido a todas las calorías extra que tienen las
gaseosas u otras bebidas azucaradas o por los alimentos con alto contenido
graso y calorías con los cuales las acompañamos (pizza y papas fritas). Los
expertos también descubrieron que beber incluso una sola gaseosa por día se
asocia con el sobrepeso, tal vez porque las calorías en las bebidas no se
registran en nuestro cerebro, entonces no las compensamos comiendo menos.
Otro
posible culpable: el jarabe de maíz. Es esencialmente azúcar de mesa en forma
líquida, salvo que, por motivos de química técnica, algunos expertos creen que
es más probable que provoque resistencia a la insulina.
Para
calmar la sed en forma más saludable, coloque varios saquitos de té (negro,
verde o de hierbas) en una jarra con agua, refrigere por la noche y ¡disfrute!
Y no deje de considerar un vaso de leche descremada. El calcio, la vitamina D y
otros minerales que se encuentran en los lácteos pueden ser el motivo por el
cual consumir al menos una porción de leche descremada (o yogur o queso) por
día bajó el riesgo de síndrome metabólico hasta en un 62% según un estudio
británico.