Un grupo de pediatras nos revela todo lo que no le dicen a sus pacientes. ¡Tome nota!
1. ¿No quiere esperar? Haga su cita en la mitad de la semana, y pida la primera consulta disponible en la mañana o justo después del almuerzo.
2. Si bien algunos estudios muestran que los antibióticos para las infecciones de oído en niños mayores de dos años rara vez son mejores que observar y esperar, aun así muchos de nosotros los recetamos. Queremos sentir que estamos haciendo algo útil. Si receto un antibiótico para su hijo y al cabo de unos días se siente mejor, pensará que soy un genio.
3. ¿Quiere que las vacunas sean menos dolorosas para su bebé? Pregunte si puede darle el pecho mientras se la colocamos. O, si es un niño que ya camina, si podemos usar un anestésico local en aerosol o una crema para reducir el dolor.
4. No nos pida que le demos “un vistazo rápido” al hermanito que no tiene cita. Si su mamá la acompañara al ginecólogo, no le diría al médico: “Doctor, ¿podría acostarla y echarle un vistazo rápido a ella también?”. Cada paciente merece una evaluación completa.
5. A veces disponemos de menos de 10 minutos para cada
paciente, así que aproveche el tiempo y plantee primero los problemas más
urgentes. Si tiene mucho que preguntar, pida una consulta especial.
6.
Aunque le diga que deje llorar a su bebé hasta que se vuelva a dormir
cuando sea un poco mayor, no me pregunte si yo seguí ese consejo con mis hijos.
No lo hice nunca.
7. Si tiene una inquietud urgente y en
la recepción le dicen que no hay citas disponibles, pida hablar con una
enfermera y explíquele su situación. Tal vez pueda conseguir que el pediatra lo
atienda, aunque su agenda esté llena.
8. No retrase el tratamiento de su hijo
porque quiere que yo vea los síntomas. La gente suele decir: “No le di el
analgésico porque quería que usted sintiera la fiebre”, o “No usé el nebulizador
porque quería que oyera el jadeo”. Créame, no dudaré de que el niño jadeaba o
tenía fiebre, pero retrasar el tratamiento sólo lo hará sufrir.
9. En cuanto usted me dice “No le gusta
que le revisen los oídos”, le recuerda al niño la última vez que hice eso, lo
que nos predispone para otro fracaso. Mejor diga con naturalidad: “Es hora de
que el doctor te revise los oídos”.
10. No tenemos una sala de espera para
“enfermos” y otra para “sanos”. En todo el consultorio hay gérmenes, y no
podemos desinfectar después de atender a cada paciente. Mi consejo es que lleve
sus propios juguetes, y si su hijo toca cualquier cosa, lávele las manos con un
poco de gel desinfectante.
11. No le diga a su hijo que le voy a
poner una inyección si no se porta bien. Jamás haré eso.
12. Las obras sociales no nos pagan por
atender cuadros complejos en una consulta de rutina. Si su hijo lleva meses
quejándose de dolor de cabeza, lo más probable es que yo le diga que haga otra
cita para averiguar con detenimiento la causa de los dolores de su hijo.
13. En general, los pediatras tenemos
menos ingresos que otros médicos. La mayoría de los especialistas cobran
honorarios más altos. Los bebés nos ensucian, se orinan, vomitan y cosas
peores; sin embargo, nos encanta atenderlos y cuidar su salud.