Diferentes formas y consejos para poder ganarle al resfrÍo.
1. El término “resfrío común” es impreciso: “común” nos hace pensar que un solo patógeno es el culpable. Bajo este esquema, solemos atribuir nuestra congestión nasal, tos y fatiga al mismo “bichito”. Sin embargo, son más de 200 los virus que pueden enfermarnos, cada uno con sus propios métodos para evadir los sistemas corporales de defensa. Por eso es tan difícil creer que algún día existirá una navaja suiza de los antigripales.
2. “Resfrío” remite al clima, tal vez de manera inexacta porque no se sabe con certeza si las bajas temperaturas inciden en el poder patogénico de los virus. Según la hipótesis de los científicos, estos son más frecuentes en invierno debido, en parte, a que pasamos mucho tiempo en espacios cerrados, con personas enfermas y superficies contaminadas.
3. Además, aspirar el frío aire invernal reseca la capa mucosa protectora que reviste la cavidad nasal. Por eso el organismo no puede atrapar los microbios antes de que lleguen a las vías respiratorias. “El cuerpo secreta moco para combatir la agresión y expulsar los virus”, explica Evangeline Lausier, médica y profesora del Centro Duke de Medicina Integrada en Durham, Carolina del Norte. No culpe a la secreción nasal del resfrío: ¡tan solo es la señal de que sus defensas dan batalla! (Si quiere ayudarlos, beba mucho líquido).
4. Nos resfriamos más de lo que pensamos. Los adultos se enferman entre dos y tres veces al año, en promedio; algunos niños padecen ocho o más episodios en ese mismo período. Y sale caro. Según una encuesta llevada a cabo en 2012, la productividad de los estadounidenses disminuyó un 26 por ciento debido a los resfríos. El costo total estimado de esta baja de productividad es de casi 25.000 millones de dólares al año.
5. Sin embargo, el mejor remedio es gratuito: ¡descansar! Cuando nos enfermamos, el cuerpo solo desea aniquilar al virus. Si ignora los síntomas y continúa con su rutina sin tomar cartas en el asunto, el resfrío tendrá un peor impacto en su salud y afectará su cerebro. Durante un estudio en casi 200 personas, publicado en Brain, Behavior, and Immunity, los pacientes resfriados dijeron sentirse distraídos, de mal humor y con lentitud psicomotriz: presentaron problemas para pensar con claridad y su tiempo de reacción resultó ser peor que el de los participantes sanos.
6. Si va a recostarse para descansar, que no sea boca arriba. Esta postura exacerba el malestar porque el moco, impulsado por la gravedad, fluye de la cavidad nasal a la gargan-ta, en donde produce irritación y tos. Expectorar acostado es incómodo y le impedirá dormir. Mejor repose con la espalda recta, apoyándose en varias almohadas. Así “se reducirá la irritación de los receptores que de-sencadenan el reflejo tusígeno en la parte posterior de la garganta”, explica Lausier. Esto también estimulará la circulación del moco y le facilitará respirar.
7. ¿Otro remedio gratuito para reponerse pronto? Pídale a un amigo o familiar que lo cuide. Según un estudio de 2009 llevado a cabo en la Universidad de Wisconsin-Madison, los pacientes que asignaron puntajes perfectos a sus médicos al evaluar su empatía mediante cuestionarios se recuperaron un día antes que las personas con especialistas menos sensibles. Además, las concentraciones de IL-8, una proteína que libera el cuerpo para combatir resfríos, resultaron dos veces mayores entre los pacientes con los médicos más empáticos.
8. Si bien necesita un descanso, Lausier afirma que hay un excelente método para reforzar el sistema inmunitario: ¡haga un poco de ejercicio! Con razón dicen que entrenar con frecuencia ayuda a combatir gérmenes. Durante un estudio de la Universidad de Washington en Seattle, el grupo de mujeres posmenopáusicas con sobrepeso u obesidad que se ejercitó presentó menos resfríos que el grupo que no tuvo actividad física. Como señaló una revisión de 2014, el ejercicio frecuente de intensidad moderada podría ayudar a prevenir los resfríos, aunque se necesitan más investigaciones para confirmarlo. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, sugiere que podría deberse a que entrenar expulsa los gérmenes de los pulmones y de las vías respiratorias.
9. El caldo de pollo sí funciona, pero la magia no está en la receta de la abuela. De hecho, cualquier consomé, sopa de verduras o caldo es bueno porque el líquido descongestiona y estimula la circulación de mucosidad. “Es una excelente opción para hidratarse porque contiene líquido caliente, sal y electrolitos”, afirma Lausier.
10. No apueste a la vitamina C. Una revisión de 29 estudios clínicos independientes llevada a cabo en 2013, mostró que, en general, el compuesto no redujo la incidencia de resfríos. Las dosis altas administradas para atenuar los síntomas produjeron pequeñas mejorías, aunque solo en algunos casos.
11. Pero el zinc podría ser eficaz. El médico Brent A. Bauer comentó en mayoclinic.org que algunos estudios recientes confirmaban que el zinc en jarabe o pastillas reduce la duración de los resfríos un día, sobre todo si se toma dentro de las 24 horas posteriores al inicio de los síntomas. “El zinc es necesario para el buen desempeño del sistema inmunitario; así que, sí, en definitiva puede elevar la dosis al inicio de un resfrío”, afirma el doctor Jonny Bowden, especialista en nutrición. Antes de recurrir al zinc, consulte a su médico para no crear interferencia.
12. Los virus que causan los resfríos pueden sobrevivir 24 horas o más fuera del cuerpo así que lávese las manos muy bien después de tocar las canillas o el picaporte de las puertas en el trabajo. Según un pequeño estudio hecho en 2011, las personas infectadas con rinovirus, causa más común de los resfríos, contaminaron 41 por ciento de las superficies de sus casas, como manijas, controles remotos o las llaves del agua. Una hora después de tocar los objetos contaminados, 25 por ciento de las personas seguía arrojando resultados positivos en la prueba para detectar virus en las yemas de los dedos.
13. La abuela tenía razón: hacer gárgaras es útil, incluso como medida preventiva. Durante un estudio japonés, un grupo de voluntarios hizo gárgaras con frecuencia y el otro, no. Tras 60 días, la incidencia de resfríos entre los sujetos del primer grupo resultó un 40 por ciento menor que los que no las hicieron. Para calmar el dolor de garganta, los especialistas de la Clínica Mayo recomiendan disolver entre un cuarto y media cucharadita de sal en 240 mililitros de agua caliente y hacer gárgaras con la mezcla. (La sal ayudará a eliminar el exceso de líquido del cuerpo).