¿A qué vitaminas, minerales y tratamientos de venta libre recurren los profesionales cuando se convierten en pacientes?
Hay acidez estomacal y luego más acidez
estomacal. Hace tres años, el médico Elroy Vojdani tuvo que enfrentarse a una
versión debilitante y crónica de estas. “En la escala del 1 al 10, mi dolor
llegaba al 11; literalmente, me tumbaba en el escritorio y no podía hacer nada
más”, relata el fundador de Regenera Medical, en Los Angeles. “Estos episodios,
que duraban una semana, sobrevenían una vez cada uno o dos meses”.
Los médicos ya habían descartado problemas
más graves, como úlceras gástricas y pancreatitis, así que solo quedaba seguir
recetando los mismos tratamientos a mayores dosis. Pero para Vojdani esa opción
no era del todo aceptable. El uso a largo plazo de omeprazol, en particular, se
ha asociado al desarrollo de osteoporosis y, quizá, síndrome de colon
irritable. Los comprimidos de carbonato de calcio y ranitidina le producían
cierto alivio, pero no atendían el meollo del asunto; y si bien necesitaba una
mejor solución, no se le ocurría nada.
Fue entonces que, impulsado por sus
estudios en el campo de la medicina funcional, cuyo objetivo es atacar la raíz
del problema y tratar a cada paciente con una combinación personalizada de
intervenciones, decidió recurrir a los complementos. Tras identificar y
eliminar los alimentos detonantes (incluso su amado bulletproof coffee, una
mezcla casera de café negro, leche de coco y aceite de triglicéridos de cadena
media), optó por probar algunos de los remedios alternativos que había
descubierto como parte de su investigación.
Cuando la acidez atacó de nuevo, Vojdani
tomó una combinación de raíz de malva, regaliz y extractos de aloe (puede
encontrarla online y tiendas naturistas). Añadió probióticos, glutamina (un
aminoácido) y un poco de melatonina que, según leyó, podría atenuar las agruras
al estrechar el esfínter esofágico inferior y prevenir el reflujo
gastroesofágico. “Bastó un día para que mis síntomas cedieran”, señala. “No
utilicé fármacos, algo inédito para mí”. A las dos semanas comenzó a
reincorporar la comida detonante a su dieta y dos meses más tarde suspendió la
ingesta de complementos. Hoy los utiliza solo cuando le da rienda suelta a su
apetito. “Llevo dos años así —agrega—, y no he recurrido ni una sola vez a la
ranitidina o al omeprazol”.
Ahora, Vojdani implementa el mismo
protocolo en pacientes que buscan opciones para controlar el mismo
inconveniente. Él es uno de los tantos médicos que han experimentado en carne
propia los beneficios de usar de complementos en caso de problemas vasculares o
cerebrales, prediabetes y trastornos del estado de ánimo. Si bien los
científicos coinciden en que debemos nutrirnos con alimentos, según un
creciente número de artículos científicos, reforzar los tratamientos médicos
convencionales con complementos permite atenuar distintas afecciones. Estos
profesionales lo comprobaron de primera mano y están felices de compartir sus
hallazgos:
Cúrcuma
“Tengo antecedentes de depresión grave,
que no me diagnosticaron sino hasta que entré a la facultad de medicina. Fue
entonces que empecé a tomar Prozac (antidepresivo); luego, en fechas recientes,
añadí un segundo fármaco llamado Abilify (antipsicótico). A pesar de los
medicamentos, me sentía somnoliento todo el tiempo. Por suerte, hallé varios
estudios según los cuales la cúrcuma posee propiedades antidepresivas. También
atenúa la inflamación y el dolor. Comencé a recomendar este remedio a los demás
antes siquiera de probarlo en mí. Luego pensé: “¿Y por qué no lo uso yo?”. Me
he percatado de que mi nivel de energía se eleva después de consumir esta
planta. Ayuda, además, a alcanzar objetivos en cuanto a pérdida de peso. Cuando
me siento mejor, presto más atención a lo que como; y no acudo a los alimentos
para que me proporcionen energía o reconforten.
—Charlie Seltzer, experto en pérdida de peso de
Filadelfia
Vitamina D
“Me sentía cansada aun tras siete u ocho
horas de sueño; solía atribuirlo a las largas horas que pasaba de pie en el
trabajo. Decidí que era importante predicar con el ejemplo, así que acudí a una
consulta para una valoración clínica. Mis niveles de vitamina D estaban bajos.
Comencé a tomar este nutriente en tabletas y, en un par de semanas, noté
mejoras en mi vitalidad, mi concentración y la calidad de mi descanso. Si
arrojo resultados normales en la próxima evaluación, prestaré más atención a lo
que como y me daré más baños de sol; tal vez incluso me vaya de vacaciones a la
playa”.
—Janette Nesheiwat, especialista en atención de urgencias radicada en la ciudad de Nueva York.
Vitamina D
“Me sentía cansada aun tras siete u ocho
horas de sueño; solía atribuirlo a las largas horas que pasaba de pie en el
trabajo. Decidí que era importante predicar con el ejemplo, así que acudí a una
consulta para una valoración clínica. Mis niveles de vitamina D estaban bajos.
Comencé a tomar este nutriente en tabletas y, en un par de semanas, noté
mejoras en mi vitalidad, mi concentración y la calidad de mi descanso. Si
arrojo resultados normales en la próxima evaluación, prestaré más atención a lo
que como y me daré más baños de sol; tal vez incluso me vaya de vacaciones a la
playa”.
—Janette Nesheiwat, especialista en
atención de urgencias radicada en la ciudad de Nueva York.
Vitamina D
“Me sentía cansada aun tras siete u ocho
horas de sueño; solía atribuirlo a las largas horas que pasaba de pie en el
trabajo. Decidí que era importante predicar con el ejemplo, así que acudí a una
consulta para una valoración clínica. Mis niveles de vitamina D estaban bajos.
Comencé a tomar este nutriente en tabletas y, en un par de semanas, noté
mejoras en mi vitalidad, mi concentración y la calidad de mi descanso. Si
arrojo resultados normales en la próxima evaluación, prestaré más atención a lo
que como y me daré más baños de sol; tal vez incluso me vaya de vacaciones a la
playa”.
—Janette Nesheiwat, especialista en atención de urgencias radicada en la ciudad de Nueva York.
Vitamina C
“Algunas investigaciones han demostrado
que la vitamina C reduce el riesgo de sufrir un evento cerebrovascular. Como
cirujano cardiovascular, recomiendo a los pacientes tomarla tras un
procedimiento vascular a fin de acelerar la recuperación; en lo personal, la
ingiero todos los días.
—Doctor Kerem Bortecen, cirujano
intravascular e intervencionista en NYC Surgical Associates
Cinc
“Este es uno de los minerales más importantes
cuando de prevenir infecciones se trata. Lo receto a mis pacientes alérgicos:
que son más proclives a padecer tales dolencias. Yo lo tomo a diario con mi
multivitamínico”.
—Tania Elliott, alergóloga y exdirectora
médica de EHE, empresa de atención sanitaria preventiva
Cromo
“Se han llevado a cabo varios estudios
sobre el uso del cromo en casos de diabetes, y, hoy por hoy, se cree que
incrementa la sensibilidad del receptor de insulina. Durante los ensayos, los
pacientes tratados con dosis elevadas de insulina fueron quienes mejor
respondieron al elemento. Si bien no soy diabética, tengo antecedentes
familiares, así que me aseguro de que mi multivitamínico contenga al menos 50
microgramos de este”.
—Rashmi S. Mullur, profesora en la Escuela
de Medicina David Geffen de
la Universidad de California en Los Ángeles y jefa de Medicina Integral del centro de salud VA Greater Los Angeles
Luteína y zeaxantina
“Durante un amplio experimento denominado
AREDS2, los antioxidantes luteína y zeaxantina evitaron la aparición de
degeneración macular senil avanzada en la retina; durante otro ensayo, se
observó la siguiente correlación significativa: los pacientes con mayores
concentraciones de tales nutrientes presentaron mejor desempeño cognitivo. En
lo personal, tomo 10 miligramos de luteína y 2 de zeaxantina, que son las
medidas utilizadas en el estudio AREDS2. Aunque ambos antioxidantes pueden
hallarse en las hortalizas, no se absorben de manera eficaz; por lo tanto, los
complementos pueden ser de utilidad aun entre aquellas personas que llevan
dietas saludables”.
—Sonal Tuli, oftalmóloga de la red
hospitalaria de la Universidad de Florida