¿Qué hacemos cuando la ansiedad no nos deja dormir? ¿Qué hacemos cuando la ansiedad no nos deja dormir?

Si bien es normal sentir ansiedad ante algunas situaciones, no lo es estar constantemente ansioso. Conozca remedios naturales para recobrar la calma en esta nota.


Un poco de ansiedad es algo bueno. Es la respuesta adecuada ante el estrés. Es lo que nos hace mirar hacia ambos lados antes de cruzar la calle. Pero la ansiedad también se puede exagerar, cuando nos preocupamos en exceso por una pequeñez, o por nada, hasta que se convierte en un hábito. En lugar de prepararnos para enfrentar una situación más estresante, el estrés “inflado” o crónico puede llegar virtualmente a paralizarnos con síntomas físicos y emocionales. Por suerte, encontrará maneras simples y naturales de tranquilizar su mente, sin siquiera salir de la cocina.

 

Lo primero, saber calmarse

 

Si siente una ansiedad repentina, siga esta secuencia de pasos para recobrar la calma:

• Evalúe la situación y dese cuenta de qué la provoca. Considerar racionalmente qué está pasando suele ayudar para aplacar las emociones impulsivas.

• En lo posible, trate de imaginarse fuera de esa situación.

• Respire profundamente varias veces. Concéntrese en inspirar lenta y profundamente y luego exhalar. Regular la respiración usualmente pone a la ansiedad bajo control. Para hacer la respiración más lenta y profunda, siéntese, apoye una mano sobre el abdomen e inhale lentamente, de modo que con la mano sienta expandirse el abdomen, pero sin que los hombros se levanten. Mantenga durante 4 o 5 segundos y exhale muy lentamente. Repita hasta que se sienta más calmado.

Remedios caseros

 

Un bol de cereales. La deficiencia de la vitamina B12 puede causar ansiedad. Si es vegetariano estricto, podría tener carencia de esta vitamina, ya que se la encuentra en las carnes, productos lácteos y huevos. También está disponible en alimentos fortificados como los cereales para el desayuno, que aportan la cuarta parte de la ración diaria recomendada de esta vitamina, que es de 6 microgramos.

Pero también podría tener falta de vitamina B12 aunque no sea un vegetariano estricto. Un estudio de la Universidad Tufts realizado sobre 3.000 hombres y mujeres encontró que hasta un 39% de los participantes tenían niveles bajos de B12. Quizás el problema se deba a que mucha gente tiene dificultades para asimilar este nutriente. La vitamina B12 incluida en el cereal puede absorberse mejor que la de otros alimentos, porque está agregada como un suplemento. Si consume cereales con leche, tómese todo el líquido, que es donde suelen terminar las vitaminas.

Recorte la cafeína. No es raro estar ansioso después de tomar demasiado café u otras bebidas cafeinadas. De hecho, el “desorden de ansiedad inducida por cafeína” es un diagnóstico médico. La cafeína es un psicoestimulante que permanece en el torrente sanguíneo y en los tejidos hasta 6 horas. La mayoría de las personas pueden ingerir hasta 300 miligramos de cafeína antes de comenzar a tener problemas (eso representa unas tres tazas de 240 mililitros de café o cinco de té caliente o helado). Si bebe más que esas cantidades, comience a suprimir una taza diaria y vea si la ansiedad se mitiga.

Cambie por el té de manzanilla. La manzanilla es el remedio clásico para los nervios alterados. Contiene apigenina y luteolina, sustancias químicas que promueven la relajación. En un estudio, a pacientes que iban a someterse a cateterismo cardíaco se les dio té de manzanilla para evaluar su efecto. Si bien no se pudo medir, 10 de los 12 pacientes se quedaron dormidos mientras duró el procedimiento, que suele producir ansiedad. Las personas con alergias severas a las plantas de la familia de la ambrosía, áster y crisantemo pueden presentar una reacción alérgica a la manzanilla. Para lograr la máxima acción calmante, use 2 saquitos de té de manzanilla en una taza de agua y deje reposar tapado, 10 minutos. Tome tres tazas por día cuando esté pasando por una situación que ponga a prueba los nervios.

 


Una lata de calma. El pollo y el atún en lata son ricos en lisina, un aminoácido esencial que trabaja como neurotransmisor. En un estudio de 2004, hombres que experimentaban altos niveles de ansiedad comenzaron a sentirse mucho mejor cuando fortificaron su dieta con lisina. Este aminoácido es más abundante en la carne, pescados y porotos, además de otras fuentes. Una porción de 115 g de pollo por día podría ser todo lo que se necesita para calmarse; contiene aproximadamente la misma cantidad de lisina que redujo la ansiedad y aplacó las hormonas del estrés en un grupo de voluntarios sanos que participaron de un estudio en 2007.

Cambie el azúcar por miel. Un estudio en Nueva Zelandia en 2009 descubrió que las ratas alimentadas con miel rica en antioxidantes mostraban menos ansiedad en un laberinto complejo que los animales que habían recibido una cantidad equivalente de sacarosa.

Coma un picadillo de atún. O una ensalada de salmón, o un puñado de nueces. Existen pruebas de que los ácidos grasos omega-3 del tipo que abunda en el pescado graso en lata, en las nueces y en las semillas de lino, podrían aliviar los síntomas de la ansiedad al disminuir los niveles de las sus­tancias químicas del estrés, como la adrenalina y el cortisol. En un estudio de Israel se halló que los estudiantes que recibían suplementos de aceite de pescado tenían menos ansiedad frente a los exámenes, evaluada según sus hábitos de comida y de sueño, sus niveles de cortisol y su estado mental.

Arriba con la lavanda. Unas gotas de aceite esencial de lavanda puro sobre la almohada, en el agua del baño o en el pañuelo pueden alejar sus preocupaciones. Incluso se puede frotar sobre la piel; es uno de los pocos aceites esenciales que se pueden aplicar directamente. En un estudio se descu­brió que las personas que recibían un masaje con aceite de lavanda tenían menos ansiedad que aquellos que recibieron un masaje sin el aceite. También se pueden añadir 5 gotas en una taza de agua hirviendo e inhalar el vapor para tranquilizarse rápidamente.

Pruebe con el romero. Si tiene que dar un examen, puede llevar una ramita de romero en el bolsillo o envolver un poco de romero seco en papel tisú o en un pañuelo descartable. Un grupo de enfermeras que tuvo que dar una prueba importante informó que no solo les había calmado los nervios, sino que también pensaban que las ayudó a recordar las respuestas.

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