Nuestro cerebro puede inducirnos a error cuando cree ver
aquello que no existe, porque interpreta el mensaje luminoso de manera errónea.
Cómo funcionan las ilusiones ópticas
Estas ilusiones muestran los límites de las capacidades
de interpretación del cerebro. También aclaran, en parte, el modo en que
funciona la corteza visual, que compara lo visto con imágenes almacenadas en la memoria. De este modo, el aprendizaje incita a numerosas ilusiones: el cerebro interpreta entonces lo que él vio «como aprendido».
Trucos visuales
El cerebro tiene el sentido de la desmesura. Un
círculo al lado de otro puede parecer más grande que su compañero cuando en
realidad, los dos tienen el mismo diámetro. Estos dibujos pertenecen a una vasta
familia de ilusiones que se basan en la relación de medidas. El error
consiste en que el cerebro estima el tamaño de los objetos por comparación,
y no mide un valor absoluto. Un objeto ubicado al lado de un homólogo de gran
tamaño parecerá, entonces, pequeño y viceversa. Otro truco visual consiste en
tomar el horizonte como señal. El brazo vertical de una T mayúscula parece más
largo que el horizontal, cuando son de la misma medida. Esta sobrestimación
ocurre porque es más fácil para los ojos barrer el horizonte que recorrer
una dirección vertical. El cerebro también es malo en geometría. Las líneas
horizontales a veces parecen curvas, cuando en realidad son perfectamente
rectas. Es un efecto del ángulo: el cerebro tiene la tendencia a subestimar
los ángulos obtusos y a sobrestimar los ángulos agudos. Por el contrario,
sobrestima la longitud de los costados de un ángulo obtuso y subestima los
costados de un ángulo agudo, esto explica, por ejemplo, la ilusión de Müller
Lyer, en la que línea horizontal de arriba parece más corta que la de abajo,
cuando tienen la misma medida.