La visión de los seres humanos permite ver en 3 dimensiones.
Pero ¿sabía que se puede desarrollar esa habilidad?
La habilidad para visualizar en tres dimensiones se basa
en la visión binocular que permite apreciar la profundidad y las
distancias. En el hombre, los ojos reciben en simultáneo la información bajo
dos ángulos ligeramente diferentes. A cada instante, el cerebro opera la fusión
de dos imágenes de la retina para construir la percepción. Esta facultad se
lleva a cabo también para evaluar el movimiento: la trayectoria y la velocidad
de un objeto son percibidas por medio de la comparación de imágenes integradas
en diferentes instantes. Al crecer, un niño aprende así a anticipar la posición
de un objeto en movimiento: se vuelve capaz de atrapar una pelota y, con
entrenamiento, podrá hacer malabares con dos o tres pelotitas.
¿Cómo se procesa la información visual?
La manera en que el cerebro procesa la información visual es
un vasto tema de estudio. ¿Reconstruye los volúmenes a partir de una serie de
imágenes planas? O bien, como lo anticiparon investigadores estadounidenses en
los años noventa, ¿reconoce directamente ciertos volúmenes? Sea como fuere, el
proceso cognitivo de reconocimiento de los objetos es muy rápido. Aun
cuando se pensó durante mucho tiempo que una forma debía ser primero aislada en
el seno de una imagen antes de ser categorizada, un estudio llevado a cabo en
2005 mostró que esas dos etapas se operaban simultáneamente. En 2007,
neurobiólogos belgas trataron de identificar las zonas del cerebro
estimuladas durante actividades de percepción tridimensional apoyándose en
resonancias magnéticas de primates. De acuerdo con sus trabajos, el centro de
tratamiento de las informaciones visuales que concierne a la posición espacial,
a la velocidad y a la dirección estaría situado en una parte de la corteza
intraparietal anterior, una zona igualmente implicada en el control visual de
la mano.