¿Sentís que te olvidás de las cosas? No te preocupes. Seguí estos sencillos trucos y dejá atrás tus problemas de memoria.
¿No recuerda dónde dejó sus anteojos? ¿Se olvidó el nombre de un nuevo colega? “Olvidos como éstos son señal de lo ocupados que estamos”, afirma Zaldy S. Tan, director de la Clínica de Trastornos de la Memoria del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston. “Cuando no estamos bien atentos, los recuerdos que formamos no son muy claros, y después nos cuesta trabajo recordar la información”.
La clave es poner en forma el cerebro, dice Harry Lorayne, autor de Ageless Memory: Simple Secrets for Keeping Your Brain Young (“Memoria eterna: sencillos secretos para conservar joven el cerebro”). “Ejercitamos el cuerpo, pero ¿de qué sirve cultivar el físico si descuidamos lo mental?”, señala. Es cierto que usted puede tomar apuntes, hacer listas y dejar notas en su celular o agenda electrónica, pero cuando no tenga a mano estos aparatos, o si sólo desea fortalecer su cerebro, pruebe las siguientes estrategias que lo ayudarán a recordar.
Estrategia #1
“¿Cómo me dijo que se llamaba?”
Preste atención. Cuando le presenten a alguien, sea todo oídos; luego, para recordar mejor el nombre, imagínelo escrito. Pregunte: “¿Es Carla con C o con K?” Haga un comentario sobre el apellido para que lo grabe (“Ah, Molina... Ése era el apellido de mi mejor amiga de la infancia”), y repita el nombre varias veces durante la charla y cuando se despida.
Visualice el nombre. Si éste es difícil de recordar, dótelo de sentido. Por ejemplo, Valdovinos: piense en un valle de viñedos; luego mire a la persona, elija un rasgo distintivo (ojos verdes, labios gruesos) y asocie el nombre con él. Si el señor Valdovinos tiene grande la nariz, imagine una uva enorme en su lugar. Cuanto más estrafalaria la imagen, tanto mejor.
Forme asociaciones. Si desea recordar que Elia Camarillo es la directora de un despacho de arquitectos, imagínela con una cámara en la mano frente a un edificio alto, sugiere Gini Graham Scott, autora de 30 Days to a More Powerful Memory (“Una memoria más potente en 30 días”).
Tome notas. Complemente estos consejos con acciones más concretas. Cuando le den una tarjeta de presentación, anote en el reverso algunos datos que lo ayuden a recordar a la persona: “Usa anteojos redondos, vive en el sur de la ciudad, fue a la misma universidad que yo”.
Estrategia #2
“¿Dónde dejé los anteojos?”
Haga recuento mental. Preste atención a lo que hace cuando deje sus lentes en algún sitio. Repita para sí “Estoy poniendo las llaves en el bolsillo de la campera”, para que tenga un recuerdo claro de haberlo hecho, aconseja Scott.
Vuélvalo un hábito. Coloque una canastita sobre una mesa o repisa y acostúmbrese a poner siempre en ella las llaves, los anteojos, el celular o cualquier otro objeto que use (o extravíe) con frecuencia.
Estrategia #3
“¿Qué otra cosa tenía que hacer hoy?”
Adopte un ritual. Para recordar una tarea pendiente (escribir una carta o ir a la tintorería), use un recordatorio físico original. Es muy común dejar las cuentas pendientes sobre el escritorio para revisarlas después, pero eso no forzosamente nos recuerda que hay que pagarlas. Pero si pone un zapato o una fruta sobre el montón de cuentas, más tarde, cuando vea ese objeto extraño allí, recordará que tiene que ocuparse de ellas, dice Carol Vorderman, autora de Super Brain: 101 Easy Ways to a More Agile Mind (“Supercerebro: 101 maneras fáciles de tener una mente más ágil”).
Cante. Para recordar una pequeña lista de compras, nombres o tareas pendientes, adáptela a la letra de una canción bien conocida. Por ejemplo, “Leche, pan, uvas, jamón” a “Noche de paz, noche de amor”.
Invente claves. Utilice trucos mnemotécnicos para memorizar nombres (los hijos de Susana son Mónica, Óscar, Norma y Omar, o “MONO”), listas (papas, uvas, mermelada y arroz, o “PUMA”) o funciones de computadora (para apagar la máquina, presionar Control+Alt+Delete, o “CAD”).
Use el cuerpo. Cuando no tenga lápiz o papel a mano y esté haciendo una lista mental de compras o tareas pendientes, asóciela con partes de su cuerpo para recordarla, dice Scott. Empiece por los pies. Si tiene que comprar pegamento, comida para el gato, brócoli, pollo, uvas y pasta dental, imagine sus pies cubiertos de pegamento, un gato que le salta a las rodillas en busca de comida, un brote de brócoli en cada bolsillo, un pollo que le pica el ombligo, un racimo de uvas que le cuelga del pecho y un cepillo de dientes en la boca.
Recurra al método de los loci. Esta técnica consiste en asociar una lista de compras, de tareas pendientes o de invitados con las habitaciones de la casa o las subdivisiones de la oficina. También en este caso, cuanto más extravagante la asociación, más fácil de recordar, afirma Scott. Imagine que unas manzanas cuelgan del techo o de la lámpara del hall de entrada, que hay cereal derramado en el sillón del living, que la pileta de la cocina está rebosante de burbujas de champú y que la manta de la cama está sucia de queso.
Estrategia #4
“¿Cuál es mi PIN (o mi contraseña)?”
Dé forma a los números. Asigne una forma a cada uno: el 0 parece un aro o anillo; el 1, un bolígrafo; el 2, un cisne; el 3, unas esposas; el 4, un velero; el 5, una mujer embarazada; el 6, una pipa; el 7, un bumerán; el 8, un muñeco de nieve, y el 9, una raqueta de tenis. Para recordar su PIN del cajero automático (4298, por ejemplo), imagine que está en un velero (4) y que un cisne (2) lo ataca; usted lo golpea con una raqueta (9) y el cisne se convierte en muñeco de nieve (8). ¡A ver si puede olvidar esta imagen!
Haga rimas. Piense en palabras que rimen con los números del 1 al 9 (res con 3, llueve con 9, etc.). Luego forme una frase con esas palabras: “Brinco (5) sobre Bruno (1) Bonete (7) y le quito su bizcocho (8)”.
Estrategia #5
“Lo tengo en la punta de la lengua”.
Repase el abecé. Suponga que no recuerda el nombre de una película. Diga el alfabeto. Cuando llegue a la R, es probable que le venga a la memoria ese nombre: Ratatouille. Este truco también funciona para recordar nombres de pila y apellidos.
Estrategia #6
“¡Ya no puedo memorizar nada!”
Léalo, escríbalo, grábelo, escúchelo. Para aprenderse de memoria un discurso o el material para un examen, lea sus apuntes y luego escríbalos en la computadora; vuelva a leerlos en voz alta, y grábelos en una cinta. Escuche la grabación varias veces. Mientras hace todo esto, apague la tele, desconecte su iPod y no use la computadora. Así retendrá más cosas.
Use el color. Resalte los títulos de sus apuntes con negritas y divida los textos largos en párrafos cortos señalados con asteriscos rojos.
Haga un mapa. Imagine un cruce de calles y asigne a cada esquina una palabra, dato o número.