El uso excesivo de las redes sociales puede llevar a que
hagamos comparaciones y no nos sintamos conformes con lo que vemos.
¿Se siente inesperadamente desanimado luego de navegar en
Instagram o Facebook? No es el único: a millones de personas les pasa lo mismo.
Una nueva investigación de la Universidad de Columbia Británica en Canadá reveló
que un factor muy importante para el sentimiento de felicidad general, cuando
las personas no tienen problemas graves, es cómo se usan las redes sociales.
Para llegar a esa conclusión, Derrick Wirtz, profesor
asociado de enseñanza en psicología en la Facultad de Artes y Ciencias Sociales
Irving K. Barber, analizó de cerca cómo las personas usan las tres plataformas sociales
principales: Facebook, Twitter e Instagram, y cómo esa utilización puede
afectar el bienestar general de un individuo. “Los sitios de redes sociales
son una parte integral de la vida cotidiana de muchas personas en todo el mundo”,
dice Wirtz. “Todos los días, miles de millones de personas interactúan con las
redes sociales. Sin embargo, el uso generalizado de los sitios de redes
sociales contrasta fuertemente con un cuerpo de investigación comparativamente
pequeño sobre cómo este uso afecta la felicidad de una persona”.
Según afirma Wirtz, incluso antes de que el COVID-19 y el autoaislamiento se universalizaran a lo largo y ancho del planeta, las redes
sociales ya habían transformado el modo en el que interactuamos con los demás.
El contacto cara a cara, en persona, ahora es igualado o superado por lasinteracciones sociales en línea como la principal forma en la que las personas
se conectan.
Si bien la mayoría de ellas obtiene felicidad al interactuar
con otras personas, Wirtz señala que algunas dejan de usar las redes
sociales con un sentimiento de negatividad, por una variedad de diferentes razones.
Los efectos nocivos de las comparaciones
Un gran problema es la comparación social. Los participantes
del estudio de Wirtz dijeron que cuanto más se comparaban con los demás
mientras usaban las redes sociales, menos felices se sentían. “Ver imágenes y actualizaciones
que retratan a otros selectivamente de manera positiva puede llevar a los
usuarios de las redes sociales a subestimar cuánto esos mismos otros
experimentan emociones negativas, y hacer que las personas concluyan que su
propia vida, con su mezcla de sentimientos positivos y negativos, no es tan
buena, en comparación”.
Wirtz señala que ver las publicaciones e imágenes de
otras personas sin interactuar con ellas se presta a la comparación sin el beneficio
del buen estado de ánimo que normalmente sigue al contacto presencial, lo
que socava el bienestar y reduce la autoestima. “El uso pasivo, es decir, el desplazarse
por las publicaciones y actualizaciones de otros, implica poca interacción entre
las personas, al tiempo que aumenta la oportunidad de compararse cada vez más”,
agrega.
Como parte de su investigación, se preguntó a los
participantes del estudio acerca de cuatro funciones específicas de Facebook: consultar
un servicio de noticias, enviar mensajes, ponerse al día con las noticias
mundiales y publicar actualizaciones de estado o imágenes. Resultó que la función
que se utilizaba con más frecuencia era comprobar pasivamente el servicio de noticias.
Los participantes utilizaron Facebook principalmente sin conectarse
directamente con otros usuarios, y los efectos negativos sobre el bienestar
subjetivo fueron consistentes con esta forma de uso.