¿Cuáles son
los factores físicos y emocionales que nos impulsan en la vida? Descúbralos en
esta nota, junto con una serie de consejos de especialistas para seguir
motivados.
Ya
se trate de dejar de fumar, de hacer una dieta o de
aprender una lengua extranjera, nada sería posible sin motivación. Ella
determina nuestro compromiso con la acción y nos permite movilizar la energía
necesaria para lograr nuestros fines.
Una gran variedad de motivaciones
El primer resorte de la motivación es la satisfacción de las
necesidades biológicas fundamentales como el hambre y la sed. Cuando las
necesidades están saciadas, podemos dedicarnos a otras aspiraciones. De acuerdo
con este modelo, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow propuso en 1954 una
jerarquía de nuestras prioridades de acción, que comienza por las necesidades
fisiológicas, luego pasa sucesivamente por la necesidad de seguridad y de
protección, la necesidad de pertenencia, la necesidad de estima de los otros,
la necesidad de autoestima y, finalmente, la necesidad de realización personal.
Hoy su teoría es considerada demasiado simplista. Para unos,
prima la necesidad de realización personal. Otros buscan el poder o la
expansión en las relaciones sociales y la afiliación a un grupo. La motivación
es también el resultado de un condicionamiento: la aprobación de los padres
refuerza el deseo de los niños de triunfar en la escuela. Más generalmente, la
recompensa y la búsqueda de placer determinan en gran parte nuestros
comportamientos.
El circuito de la recompensa
¿Cuáles son las bases biológicas de la motivación? Un
circuito de neuronas particulares se desarrolló en el transcurso de la
evolución para favorecer comportamientos ligados a nuestra supervivencia y a la
de la especie. Esa red, llamada «circuito de la recompensa», fundamentalmente, incluye dos de las regiones más primitivas del cerebro. La primera es una zona del
mesencéfalo, el área ventral tegmental, que recibe informaciones sobre las
necesidades del organismo, por ejemplo, cuando el índice de glucosa en sangre
baja y debemos comer y que anticipa la sensación de placer que corresponde a su
satisfacción. La segunda de esas regiones es el núcleo accumbens, perteneciente
al sistema límbico, que otorga la recompensa con la forma de sensación de
placer. Esa red es estimulada por un neurotransmisor, la dopamina, apodada
molécula del placer, que cumple también una función destacada en la dependencia
de las drogas.
Pero el circuito de la recompensa no está únicamente ligado
a la satisfacción de nuestras necesidades vitales: es también un circuito de
aprendizaje que nos incita a renovarlas experiencias agradables adquiridas en
el transcurso de nuestra existencia. Asociado a la memoria, está en la base de
nuestras motivaciones y, por lo tanto, de la mayoría de nuestros
comportamientos, de los resultados que recompensan nuestros esfuerzos, de las
sensaciones agradables, de los elogios o las gratificaciones que nos incitan naturalmente
a perseverar.
Proyectarse al futuro
«Cuando uno no ama la vida, va al cine» (François Truffaut).
Podemos no estar de acuerdo, pero si dejamos de lado su visión de cinéfilo
(reemplace «va al cine» por «mira la televisión»), esa frase subraya la
importancia de la acción con respecto a la contemplación. Orientar el curso de
la propia vida produce un sentimiento irreemplazable de cumplimiento y de
dominio del destino, actitud que supone tolerar una parte de incertidumbre y
poseer una capacidad de proyectarse en escenarios plausibles, lo que el cerebro
sabe hacer a corto plazo. En efecto, cuando simulamos mentalmente una situación
y la ponemos en práctica, hacemos funcionar las mismas neuronas. La percepción
sería entonces, de alguna manera, una acción simulada y constituiría ya una
decisión. Las zonas promotoras del cerebro se activan, por otra parte, ante el
esfuerzo: este «calentamiento cognitivo» permite al esquiador reconocer
mentalmente la pista y sus curvas o al actor prepararse antes de la orden
«¡Acción!».
No obstante, no posponga siempre sus decisiones y sus
acciones mientras pueda tomarlas o realizarlas en el presente. Haga una lista
de las pequeñas tareas y de los grandes proyectos que usted pospone en forma
permanente y asócielos imperativamente a una fecha.
Aproveche, asimismo, la jubilación para actuar. Adelántese a
este período tratando de imaginar un nuevo ritmo de vida, otra relación con el
tiempo, despojado de los hitos de la vida profesional. Luego aproveche para
puntualizar sus aspiraciones profundas y sus sueños, defina sus prioridades, ya
que el tiempo le permite finalmente arbitrar entre lo urgente y lo importante.
Claves para seguir motivado
● Confíe en sus intuiciones, en los ámbitos en los que usted
ya tiene una buena experiencia. De lo contrario, confronte sus opciones con
argumentos más racionales.
● Para ayudarse a superar una indecisión, puede hacer una
lista de las ventajas y los inconvenientes de cada opción (los pros y los
contras).
● La técnica de los mapas heurísticos es también una buena
solución para visualizar todos los aspectos de un proyecto o de una decisión,
lo que da la impresión de limitar las incertidumbres.
● Sea capaz de tolerar cierta dosis de ambigüedad y de
riesgo. Para ser emprendedor, hay que tener con frecuencia una visión optimista
del futuro y saber evolucionar sin puntos de referencia estables.