Practicar Mindfulness es una filosofía de vida Practicar Mindfulness es una filosofía de vida

¿Quiénes pueden practicar este tipo de meditación? Todos. El único requisito es tener ganas de intentarlo, poner un freno y lograr vivir el aquí y ahora.

El nivel de estrés de Alexia Rattazzi, psiquiatra infantil de 35 años, había llegado a límites insospechados.  El trato cotidiano con chicos autistas y sus padres, y su alto compromiso profesional y emocional con sus pacientes estaban dejando marcas en su cuerpo y en su mente. “Me sentía cansada, no dormía bien y tenía una preocupación constante —recuerda—. Estaba siempre angustiada y no encontraba una razón”. Luego de buscar alguna solución para su problema, Alexia se inclinó a realizar un curso de  Mindfulness: “Es una gran experiencia, se hace un trabajo individual muy intensivo que implica poner un freno y lograr vivir el aquí y ahora”.


El Mindfulness, definido como atención plena, es una enseñanza que crea la capacidad de simplificar la mente. Introducida en Occidente hace 30 años por Jon Kabat-Zinn, profesor emérito de medicina y fundador de la Clínica de Reducción de Estrés de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, es una modalidad que constituye la esencia de las prácticas budistas. 


El Mindfulness tiene como eje mantener la atención en un momento, sin reaccionar, observando y explorando la relación que la mente establece con la experiencia de ese momento. 


María Noel Anchorena, licenciada en psicología y fundadora de la Sociedad Mindfulness y Salud (mindfulness-salud.org), cuenta que “generalmente, cuando hablamos de esta práctica, nos referimos a un tipo de meditación que nos permite entrenar la mente para que permanezca en el momento presente, tal cual es, con una cualidad de aceptación, apertura, curiosidad e interés. ¿Cómo lo hacemos? A través del uso intencionado de la atención”. Afirma además que la práctica sistemática de Mindfulness permite hacerle frente al estrés de una manera mucho más efectiva: “Nos permite desactivar el piloto automático con el que solemos funcionar. Al centrarnos en un momento tenemos la oportunidad de detenernos y observar claramente la situación, dejar de reaccionar para poder ver con qué recursos contamos y desde allí dar una respuesta más centrada. Esto permite desactivar el estrés o evitar que se vuelva crónico”.


En la actualidad, Alexia se siente más aliviada desde que tomó contacto con esta disciplina: “El enojo y la tristeza están, no dejan de existir, pero no luchar contra eso les quita poder, y aceptarlo y transformarlo es mucho más positivo”. En el plano laboral, a Alexia le resultó enriquecedor: “Es increíble cuánto cambia una entrevista con los padres de un chico autista: uno puede  escucharlos y prestar atención no sólo al relato, sino también a las actitudes corporales, al lenguaje no verbal; sin juzgar al otro ni a uno mismo, aceptando la realidad tal cual es”. La experiencia le cambió la mirada de todas las cosas. “Sonrío más porque descubro detalles que antes pasaba por alto”, afirma.


¿Quiénes pueden practicar Mindfulness? 


Todos. El único requisito es tener ganas de intentarlo. Anchorena agrega: “Lo principal es el compromiso y la intención con la que se realiza la práctica. Al igual que una dieta, para poder obtener resultados tengo que tener el compromiso de continuarla. A mayor práctica, mayores cambios. El acuerdo es con uno mismo: se trata de practicar todos los días  la mayor cantidad de tiempo posible y estar abierto a los cambios que puedan producirse”.

 


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