Esta enfermedad, que afecta a gran parte de la población,
mejora si se hacen cambios en el estilo de vida.
La diabetes afecta a más de 420 millones de personas a nivel
mundial y se calcula que este número se incrementará dramáticamente hasta los
640 millones en el 2040. Dicho aumento de la prevalencia va correlacionado con
el aumento de los factores de riesgo asociados al desarrollo de esta
enfermedad, como: el sedentarismo, el aumento de peso y el desorden en los
patrones de alimentación. El 58,2 % de la población enferma está bajo control
metabólico adecuado, pero a mayor edad, hay menos control. En el caso de la
población rural, solo 4 de cada 10 personas se encuentran en control de su diabetes (determinado por hemoglobina glicosilada).
Los daños de la diabetes
La OPS (Organización Panamericana de Salud) señala que la
diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles
elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo
conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los
riñones y los nervios. La más común es la diabetes de tipo 2, generalmente
en adultos, que ocurre cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina
o no produce suficiente insulina. En las últimas tres décadas, la prevalencia
de la diabetes tipo 2 ha aumentado drásticamente en países de todos los niveles
de ingresos. La diabetes de tipo 1, alguna vez conocida como diabetes juvenil o
diabetes insulinodependiente, es una afección crónica en la que el páncreas
produce poca o ninguna insulina por sí mismo. Para las personas que viven con
diabetes, el acceso a un tratamiento asequible, incluida la insulina, es
fundamental para su supervivencia. Existe un objetivo acordado a nivel
mundial para detener el aumento de la diabetes y la obesidad para 2025.
Aproximadamente, 62 millones de personas en las Américas (422 millones de
personas en todo el mundo) tienen diabetes, la mayoría vive en países de
ingresos bajos y medianos, y 244.084 muertes (1,5 millones en todo el mundo) se
le atribuyen directamente a la diabetes cada año. Tanto el número de casos como
la prevalencia han aumentado constantemente durante las últimas décadas. Se
sabe que no es una dolencia banal y que todo el organismo sufre cuando los
niveles de glucosa no son los adecuados, pero parece ser que muchos no
acaban de reconocer todas y cada una de las posibles consecuencias, a corto,
medio y largo plazo. Vamos a hacer un repaso de las más importantes. No se
trata de vivir con miedo, sino de conocer la enfermedad, adoptar una postura
activa frente a ella y controlarla adecuadamente para evitar que afecte más a
la calidad o a la esperanza de vida.
Posibles consecuencias de la diabetes
Como se verá a continuación, una glucosa alterada puede
acabar con la salud de todo el organismo. La manera de prevenirlo pasa por
acostumbrarse a los hábitos de vida que ayudan a controlar la enfermedad.
• Retinopatía diabética o “la enfermedad de los ojos”:
es una alteración que puede acabar dañando la vista e, incluso, provocando
ceguera. Ocurre porque los pequeños vasos sanguíneos que riegan el ojo se
bloquean, impiden la llegada de sangre, y las estructuras oculares no reciben
“alimento” ni oxígeno. Se puede evitar manteniendo un correcto control de los
niveles de glucosa en la sangre y acudiendo a las revisiones oculares
periódicas (necesariamente más frecuentes en personas con diabetes).
• El sistema nervioso se altera: se puede producir lo
que los médicos denominan una “neuropatía”; es decir, daño en algunos o
todos los nervios del organismo. Cuando ocurre en los nervios de las
extremidades (sobre todo, en los pies), la alteración se denomina neuropatía
periférica y se manifiesta con dolor, hormigueo, pérdida de sensibilidad
(no se siente ni el frío intenso ni el calor, lo que puede dar lugar a
quemaduras importantes en el baño, entre otras cosas), úlceras e infecciones
serias, incluso la amputación de los miembros.
• Disfunción eréctil: detrás de muchos casos de
disfunción eréctil (imposibilidad de conseguir una erección) hay una diabetes
mellitus. Esta enfermedad endocrina provoca alteraciones vasculares, neurológicas
y metabólicas que frenan el normal comportamiento del pene.
• Problemas digestivos: se conoce como gastroparesia
diabética y se caracteriza porque el estómago se vuelve “rígido” e incapaz de
realizar sus movimientos habituales. Puesto que no existe actividad intestinal,
o se reduce considerablemente, los alimentos tardan más en ser degradados y
las digestiones resultan más lentas y pesadas. Otras consecuencias son
náuseas, vómitos y obstrucción gástrica.
• El corazón y los riñones también sufren: en las
personas diabéticas que no han logrado ajustar sus niveles de glucosa en
sangre, la enfermedad coronaria es mucho más frecuente. Las estadísticas dicen,
incluso, son cuatro veces más propensos a sufrir un infarto.