Los errores comunes que cometemos al ir al baño pueden
atentar contra la salud de nuestro suelo pélvico.
1. “NO LLEVE EL CELULAR AL BAÑO”
El hecho de permanecer más tiempo que el estrictamente
necesario en el inodoro genera mayor congestión venosa. Es decir, estar
sentados en el inodoro, en determinada posición, durante mucho tiempo, hace que
no circule correctamente la sangre en las venas del ano y a la larga
permanezcan dilatadas (algo similar a lo que ocurre con las várices de las
piernas cuando estamos mucho tiempo parados). Esta situación, predispone a la
aparición de las tan temidas hemorroides. A la hora de evacuar, no debería
permanecer más de tres a cinco minutos en el inodoro; si no hay éxito,
conviene volver más tarde. Muchos usan el baño para estar un rato tranquilos y
solos. ¡No hay problema con esto! Sin embargo, en dichos casos es preferible
poner la tapa del inodoro ¡y sentarse arriba!
2. “LA POSICIÓN IDEAL PARA EVACUAR ¡EXISTE!”
La postura ideal es una flexión de cadera, como en la
posición en cuclillas, con las rodillas más altas que las caderas. Para
lograrla puede apoyar los pies en un banquito o estructura similar. Esta
posición permite evacuar de una forma natural porque favorece la relajación de
los músculos del piso pelviano. El músculo puborrectal ayuda a la
continencia angulando el recto. Cuando este se relaja (debido al ángulo
generado por el banquito), el ángulo se vuelve recto favoreciendo la
evacuación.
3. TOME AL MENOS DOS LITROS DE AGUA POR DÍA
El cuerpo necesita agua para funcionar. La hidratación es
sumamente importante: protege los riñones, mejora la piel y la función del
corazón, regula la temperatura, etc. El cuerpo es una máquina muy perfecta.
Si no es suficiente el agua que le damos, la tiene que conseguir. ¿De dónde la
saca? De los alimentos. Como consecuencia, los deshidrata y por ende provoca
una materia fecal más dura. El resultado: un mayor esfuerzo evacuatorio que a
la larga provoca la aparición de hemorroides y debilidad en el piso pelviano.