El agua, bebida recomendada para hidratarse por excelencia,
cumple múltiples funciones en el organismo.
El agua es un nutriente esencial para la vida. Constituye,
aproximadamente, el 70 % del peso corporal. Forma parte de la sangre, la
linfa, y de todos los líquidos y fluidos del cuerpo. Sin agua, no podríamos
vivir, apenas se tolera un par de días sin su ingesta. De ahí, la importancia
de estar siempre hidratados para el buen funcionamiento de nuestro organismo.
El poder saludable del agua
• No hay otra sustancia tan ampliamente involucrada en
diversas funciones orgánicas como el agua. Todas las reacciones químicas de
nuestro cuerpo tienen lugar en un medio acuoso, por lo que contribuye al
buen funcionamiento de todas las células del organismo.
• Tambien actúa como transportador de nutrientes y de
otras sustancias por medio del sistema circulatorio. Es vehículo para
excretar productos de desecho y eliminar toxinas. Además, lubrica y proporciona
soporte estructural a los tejidos y a las articulaciones.
• Otra función destacada del agua, a nivel orgánico, es
el papel que tiene en la termorregulación. Su elevada capacidad calorífica
permite que nuestro cuerpo reduzca las variaciones de temperatura, que podrían
ser fatales para el funcionamiento de los órganos vitales.
Cuánta agua debo beber
¿Estamos bebiendo suficiente liquido? Se recomienda beber
dos litros de agua al día, distribuidos en ocho vasos de 250 cc.
• Si se bebe más de esa cantidad: el exceso se elimina
rápidamente por vía renal mediante la orina, que será, entonces, clara.
• Si se bebe menos: la orina será más densa y oscura. Tal es
así que el color se suele utilizar para evaluar el nivel de ingesta.
• La sensación de sed es un indicador tardío de esa
necesidad: cuando se siente, representa ya un grado de deshidratación del 2 %
del peso corporal.
• Especialmente, en verano, no hay que esperar a sentir
sed para beber y los líquidos deben estar frescos (5-10 °C) para ayudar a
refrigerar el organismo. El agua perdida debe reponerse lo antes posible.
• Por ello, un buen recurso para saber cuánta agua se perdió
por transpiración, luego de una actividad física, es pesarse antes y después.