Aunque muchas veces lo olvidemos, la boca es un órgano más,
que debe recibir atención y cuidado.
Dicho en sencillo: la salud dental es lograr que uno se
olvide de que los dientes existen, excepto para admirar su blancura. ¿En
complicado? Se trata del completo estado de bienestar físico, emocional y
psicológico del individuo que presenta una correcta función y estética de sus dientes, encías y demás tejidos del sistema estomatognático. Para que algo
se mantenga o mejore hay que cuidarlo. Entonces, para una correcta higiene
dental, asegura Agustín Adana Juri, cirujano dentista experto en
implantología bucomaxilofacial, director de Clínica Adana (clinicaadana.cl), se
necesita una rutina de cuidado sistemática, repetida múltiples veces durante el
día y realizada con implementos especiales, con una técnica correcta e individualizada
a las necesidades y capacidades de cada individuo. A no asustarse. No se trata
de ingeniería espacial. Comencemos por lo básico. Como norma general, la
higiene dental debe realizarse tres veces al día, y debe incluir un cepillado
dental con pasta fluorada (mínimo 1.200 ppm de flúor) y un cepillo de cerdas
suaves o extra suaves, de una duración no inferior a 3 minutos. “Este
cepillado debe ser complementado con el uso de elementos de higiene
interproximal (entre los dientes), ya sea con seda dental o cepillos
interproximales una vez por día. Estas medidas básicas pueden ser
complementadas con el uso de colutorios (enjuagues), que pueden tener calidad
puramente cosmética o contener elementos con efecto medicamentoso”, dice el
especialista.
El arte del cepillarse los dientes
La técnica de cepillado debe ser con movimientos de
barrido vertical desde la encía hacia la corona de los dientes, con las
arcadas separadas (boca abierta), limpiando cada diente individualmente y por
cada una de sus caras. Se deben evitar los movimientos horizontales puros,
abarcando grupos de varios dientes a la vez. Por otro lado, el Dr. Franco
Cavalla, periodoncista de Clínica Adana, asegura que las enfermedades más
frecuentes de la boca son las caries dentales, la gingivitis y la periodontitis.
El cáncer oral es muchísimo menos prevalente, pero su agresividad y severidad
hacen merecer que se lo mencione. “Tanto la caries como las enfermedades
periodontales (gingivitis y periodontitis) pueden prevenirse con una correcta
higiene oral, dieta balanceada pobre en azúcares refinados, consumo
adecuado de agua y controles periódicos con el dentista”, comenta Cavalla.
Qué son las caries
Las caries dentales son una enfermedad. Y así hay que
verlas: generan la desmineralización progresiva de los dientes, junto con la
pérdida del tejido dentario. Aunque es raro conocer a alguien que no sufra
o haya sufrido alguna, pocos saben qué son exactamente. Las caries dentales son
una enfermedad que genera la desmineralización progresiva de los dientes,
llevando a la pérdida de tejido dentario e infección del complejo pulpar,
fracturas y pérdida dentarias. Los factores de riesgo para sufrir caries dental
son: la mala higiene, el alto consumo de azúcares y ácidos, poca exposición a
fluoruros y falta de control profesional. Para prevenirla, los controles
odontológicos deben realizarse desde temprana edad (al menos desde los 2 años),
y con una periodicidad mínima cada 12 meses. No existen fármacos, aparatos
o suplementos que puedan reemplazar el control odontológico rutinario como
medida de prevención de caries.
Enfermedades de las encías
Las enfermedades periodontales más comunes son la
gingivitis y la periodontitis. La gingivitis (inflamación y sangrado de las
encías) es bastante prevalente en la población infantil (55 % de prevalencia a
los 6 años) y afecta a casi la totalidad de las personas adultas. La gingivitis
es una enfermedad reversible que responde bien a la adopción de una higiene más
estricta y eliminación profesional de factores de retención de placa
bacteriana. Por su parte, la periodontitis es la destrucción inflamatoria de
los tejidos que rodean y sostienen los dientes, incluyendo hueso, ligamento y
cemento. Sus primeros signos y síntomas son sangrado persistente de las
encías, mal aliento, cambio en la posición de la encía (aspecto de “dientes
largos”), cambio en la posición de los dientes, separación de los dientes
anteriores y pérdida dentaria.
Placa bacteriana y periodontitis
La periodontitis suele presentarse en etapas más
avanzadas de la vida (desde los 30 años en adelante), aunque en casos
excepcionales puede afectar a individuos más jóvenes. Sus causas son múltiples,
pero se asocia a la acumulación de placa bacteriana y a una serie de factores
modificadores de la respuesta inmune e inflamatoria del individuo, entre ellos
el tabaquismo, la diabetes, las alteraciones hormonales, la obesidad, el uso de
fármacos, etc. Este mal requiere de un diagnóstico, tratamiento y seguimiento
posterapia más complicado, generalmente realizado por un especialista
(periodoncista), y que puede incluir cirugías en los casos más avanzados o
severos. En la actualidad se considera a la periodontitis como una enfemedad crónica no transmisible, requiriendo de un seguimiento profesional
especializado periódico permanente para evitar la recurrencia de la enfermedad.
La mejor medida para prevenir la periodontitis y permitir su detección temprana
es el control odontológico periódico.