Además de los consabidos daños a los pulmones, el cigarrillo
arruina dientes y encías.
El consumo de tabaco es uno de los hábitos más dañinos
para la salud. El tabaquismo es causal de distintos tipos de cáncer y
patologías cardiopulmonares, además de otras enfermedades graves. A nivel
bucal provoca irritación de las mucosas (lengua, paladar, mejillas y encías) y,
por tanto, existe un mayor riesgo de sufrir gingivitis y -cuando esta
enfermedad persiste en el tiempo- puede conducir a otro cuadro conocido como
periodontitis, un estado más grave de avance de la gingivitis.
Qué es la gingivitis
Es una enfermedad de las encías que se manifiesta con
inflamación y sangrado, causada por bacterias que están presentes en la
boca de todas las personas, y que se produce en combinación con una falta de
higiene o higiene defectuosa. Se origina por la denominada placa bacteriana
que se acumula en los dientes y bordes de las encías. Esta placa es muy
adhesiva y está colonizada por bacterias que producen esta enfermedad. Puede
aparecer a distintas edades, desde la primera aparición de las piezas
dentarias. Por tanto, también puede afectar a los niños pequeños. Qué es la
periodontitis Corresponde a un estado más avanzado de la gingivitis. En este
caso, además de las encías, se ven afectadas las otras estructuras que rodean y
sostienen los dientes. El sangrado es más severo, las encías están mucho más
enrojecidas, sangran al menor estimulo y se ven aumentadas en su volumen. Además,
comienza a comprometerse la estructura ósea y todo el sistema de sostén de
las piezas dentarias, apareciendo movilidad de los dientes, en distintos
grados de severidad, pudiendo terminar el cuadro con la pérdida de la o las
piezas dentarias afectadas. Es una condición a veces dolorosa cuando el
paciente, durante la masticación, ejerce presión sobre las piezas que están
móviles. En estos casos también puede observarse una gran cantidad de sarro
en los dientes y halitosis severa (mal aliento).
Prevención y tratamiento de la gingivitis
Para prevenir o evitar que la inflamación de las encías
avance, se haga crónica y aumente el daño de las estructuras que rodean el
diente, es recomendable consultar al profesional odontólogo en las etapas
más tempranas posible y someterse a un tratamiento de destartraje,
higienización, y profilaxis. Así se evita el avance de la enfermedad a
condiciones más graves. En caso de enfermedad periodontal avanzada, con pérdida
ósea y movilidad dentaria, el tratamiento profesional debe realizarlo el
odontólogo especializado (periodoncista) el que deberá efectuar tratamientos
más complejos y que pueden llegar a la necesidad de tratamientos quirúrgicos.
Cuando hay pérdida ósea no será posible recuperar el tejido óseo destruido.
Consumo de tabaco y gingivitis
Como se dijo al principio, los fumadores pueden sufrir
consecuencias nocivas sobre la salud de las encías y los dientes. A nivel
de caries radiculares y tinciones tabáquicas con efectos estéticos indeseables.
En los fumadores, las inflamaciones por gingivitis y periodontitis están
aumentadas y los tratamientos respectivos de estas lesiones pueden fracasar y
recidivar en unos pocos meses a pesar del tratamiento porque el paciente
continua con el hábito de fumar. En casos de existir implantes, el tabaco
produce lo que se denomina periimplantitis que es la inflamación de los tejidos
que rodean y soportan el implante, pudiendo causar la caída de este. Por
tal motivo, y ante estos riesgos, está contraindicada la colocación de
implantes en los pacientes fumadores por su alto riesgo. Las personas
fumadoras tienen entre dos y seis veces mayores probabilidades de padecer
enfermedades gingivales que los no fumadores. En ellos, los mecanismos de
defensa naturales están disminuidos por la acción de las toxinas que contiene
el tabaco, lo que los hace más sensibles a enfermar sus encías. La nicotina
reduce el flujo normal de la sangre en las encías y esto se manifiesta, entre
otras, en que las heridas periodontales sufren mayor retraso en su
cicatrización comparado con un paciente no fumador. En conclusión, siempre será
recomendable dejar el hábito de fumar, considerando todos estos efectos nocivos
que produce tanto en la boca como en el resto del organismo. Pero debe
reconocerse, como sucede en la práctica, que muchos de los que tienen esta
costumbre no pueden o simplemente no quieren dejar de fumar. En tal caso, es
aconsejable redoblar las medidas de higiene oral con pasta dental y cepillado
después de cada comida, uso de enjuagues orales dos veces al día e hilo dental
por una vez, para optimizar las condiciones de higiene de estos pacientes.