Nuevos estudios revelan los efectos del microbioma
intestinal en el proceso de envejecimiento saludable.
El microbioma intestinal –el mundo de los distintos
microorganismos que habitan nuestro sistema digestivo– es un componente
integral del cuerpo, pero su importancia en el proceso de envejecimiento humanono está clara. Sin embargo, ahora se produjo un avance: los investigadores
del Instituto de Biología de Sistemas (IBS) y sus colaboradores han
identificado especies en el microbioma intestinal que están asociadas con
trayectorias de envejecimiento saludables o no saludables y que, a su vez,
predicen la supervivencia en una población de personas mayores.
La supervivencia de los mayores
El equipo de investigación analizó el microbioma intestinal,
datos fenotípicos (externos) y clínicos de más de 9.000 personas, entre las
edades de 18 y 101 años, en tres cohortes o grupos independientes. El equipo se
centró, en particular, en datos longitudinales de una cohorte de más de 900
personas mayores que viven en la comunidad (78-98 años), lo que les permitió realizar
un seguimiento de los resultados de salud y supervivencia. Los datos
mostraron que los microbiomas intestinales se volvieron cada vez más únicos
(es decir, cada vez más divergentes entre sí) a medida que los individuos
envejecían, comenzando en la edad adulta media o tardía, lo que se
correspondía con una disminución constante en la abundancia de géneros
bacterianos centrales (por ejemplo, Bacteroides) que tienden a ser compartida
entre todos los humanos. Sorprendentemente, mientras que los microbiomas se
volvieron cada vez más únicos para cada individuo en un envejecimiento
saludable, las funciones metabólicas que los microbiomas estaban llevando a
cabo compartían rasgos comunes. Esta “firma” de singularidad intestinal
estaba correlacionada con varios metabolitos derivados de microbios en el
plasma sanguíneo, incluido uno, el indol derivado del triptófano, que se ha
demostrado anteriormente que prolonga la vida útil en ratones. “Esta firma de
singularidad puede predecir la supervivencia del paciente en las últimas
décadas de la vida”, dice el Dr. Tomasz Wilmanski, científico investigador del
IBS, quien dirigió el estudio. Así, los individuos sanos de alrededor de los 80
años de edad mostraron una deriva microbiana continua hacia un estado de
composición único, pero esta deriva estuvo ausente en los individuos menos
sanos.
Indoles, divino tesoro
“Curiosamente, este patrón de singularidad parece comenzar
en la mediana edad, entre los 40 y los 50 años, y está asociado con una clara
firma metabolómica de la sangre, lo que sugiere que estos cambios en el
microbioma pueden no ser simplemente un diagnóstico de un envejecimiento
saludable, sino que también pueden contribuir directamente a la salud a medida
que envejecemos”, dice Wilmanski. Por ejemplo, se sabe que los indoles
reducen la inflamación en el intestino y se cree que la inflamación crónica es
un factor importante en la progresión de las morbilidades relacionadas con el
envejecimiento. “Los resultados anteriores en la investigación del
envejecimiento de los microbiomas parecen inconsistentes con algunos informes
que muestran una disminución en los géneros intestinales centrales en las poblaciones
centenarias, mientras que otros muestran una estabilidad relativa del
microbioma hasta el inicio de la disminución de la salud relacionada con el
envejecimiento”, indica el especialista en microbiomas, el Dr. Sean Gibbons,
coautor correspondiente del artículo. “Nuestro trabajo, que es el primero en
incorporar un análisis detallado de la salud y la supervivencia, puede resolver
estas inconsistencias. Específicamente, mostramos dos trayectorias de
envejecimiento distintas: 1) una disminución en los microbios centrales y
un aumento en la singularidad de individuos más sanos, consistente con
resultados previos en centenarios que viven en la comunidad, y 2) el
mantenimiento de microbios centrales en individuos menos sanos”. Este análisis
destaca el hecho de que el microbioma intestinal adulto continúa
desarrollándose con la edad avanzada en individuos sanos, pero no en los
enfermos, y que las composiciones del microbioma asociadas con la salud en la
edad adulta temprana o media pueden no ser compatibles con la salud en la edad
adulta tardía. “Este es un trabajo emocionante que creemos que tendrá
importantes implicaciones clínicas para monitorear y modificar la salud del microbioma intestinal a lo largo de la vida de una persona”, concluye el
profesor del IBS, el Dr. Nathan Price, también coautor del trabajo.