¿Sabía que el vínculo entre la vista y la memoria es
fundamental para reforzar esta capacidad del cerebro?
La agudeza visual es esencial para la percepción de los
estímulos externos y para la captación del mundo que nos rodea. Con la edad
tiende a disminuir, pero es posible afinarla practicando regularmente una
«gimnasia de ojos». Los ejercicios presentados aquí beneficiarán también al
cerebro y facilitarán sus actividades intelectuales de memorización y de
lectura.
La agudeza visual o el poder de la retina
La aptitud de la retina para distinguir detalles de lejos
es llamada agudeza visual. Elemento clave del ojo, la retina es un tejido
nervioso que cubre el fondo del globo ocular y que constituye una de las
interfaces entre el mundo físico y el sistema nervioso. Es ella la que asegura
la claridad de las informaciones visuales proporcionadas a nuestro cerebro.
Sin agudeza visual usted no podría leer este texto, pero podría ver, pues los
ojos disponen asimismo de una visión periférica que permite controlar a los
costados y aprender el conjunto de una situación, incluso si ella permanece
globalmente borrosa. El ojo es capaz de moverse en su órbita gracias a sus seis
músculos oculomotores. Como todo órgano, se vuelve menos competente con la edad
y ve disminuir tanto el número de señales que es capaz de percibir, como la
rapidez de procesamiento de esas informaciones. Los detalles percibidos dejan
de dibujarse tan clara y rápidamente sobre la retina. El ojo pierde en
sensibilidad como en movilidad.
Deportes para estimular la agudeza visual
El tenis, el tenis de mesa (ping-pong) y el bádminton
son deportes que obligan a los ojos a seguir una pelotita que se desplaza a una
velocidad que puede alcanzar los 170 km/h. Esta concentración del ojo en un
punto preciso y en movimiento desarrolla la agudeza visual, refuerza y
flexibiliza los seis músculos oculomotores y mejora la coordinación entre la
mano y el ojo. Los estudios muestran que la práctica de los juegos de
raqueta genera una movilidad ocular superior al promedio, una mejor
sensibilidad al contraste, así como una mejor capacidad para percibir las imágenes con nitidez cuando las distancias varían con rapidez. Todos estos
deportes estimulan el cerebro y son enormemente ventajosos para él, pues
construye algo como una inmensa red: cuando una región se activa regularmente, los
efectos repercuten sobre otras zonas del cerebro que se beneficia entonces en
su totalidad. Así, esos entrenamientos de los músculos oculares mejoran la
memorización y las habilidades de lectura. Los juegos de raqueta permiten
también reforzar la visión periférica, puesto que se debe seguir la pelotita con
los ojos teniendo una visión global del terreno. Los ejercicios de gimnasia
ocular apuntan, de modo similar, a alimentar y a afinar la agudeza visual.