Encontrar la raíz de los problemas de alimentación es
fundamental para poder resolverlos y sanar la relación con la comida.
Fuente: Theconversation.com
Cuando el sobrepeso es real, su origen puede encontrarse
en los errores dietéticos, el estilo de vida, el estrés, la inactividad física,
la edad, los trastornos metabólicos u hormonales, etc. En tanto no se
identifiquen los factores desencadenantes o de mantenimiento, la lucha contra
el sobrepeso no se pone en marcha.
Por tanto, el diagnóstico y el seguimiento
individualizado de un profesional de la salud (nutricionista o dietista) son esenciales
para comprender el origen y controlar las consecuencias para la salud de los
desequilibrios nutricionales.
Una dieta restrictiva no puede adaptarse a miles de
personas. Si la iniciativa es individual, el apoyo también debe ser
individualizado. Las prácticas dietéticas, la adecuación del estilo de vida
y la historia personal son puntos cruciales para apoyar la demanda de pérdida de peso que, para ser realmente satisfecha, debe tener como objetivo principal
la salud mental y física a largo plazo.
En circunstancias normales, ante la disminución de las
reservas de energía, el cerebro responde emitiendo señales de hambre. La
restricción y el control de la ingesta de alimentos entran, entonces, en conflicto
con las necesidades fisiológicas: el control permanente acabará por perturbar
todo el tiempo la emisión y la interpretación de las señales de hambre y
saciedad que regulan el comportamiento alimentario.
Cuál es la causa de los trastornos alimentarios
La armonía entre las necesidades nutricionales y la
ingesta de alimentos se interrumpe de forma permanente y, en algunos casos,
definitiva. Esta alteración está en el origen de los trastornos alimentarios y
en el origen del aumento de peso tras la dieta, ya documentado desde hace
varias décadas.
Si se realizan dietas restrictivas sin haber identificado
previamente las causas del sobrepeso, a la pérdida de kilos le seguirá su
recuperación. Con la disminución del metabolismo energético inducida por la
restricción, comer conducirá luego a un aumento de peso más allá del peso
inicial, lo que, a su vez, conduce a la repetición de las dietas. Este fenómeno
está en el origen del efecto yoyó, que aumenta después de cada episodio.
Estas dietas restrictivas que se venden para perder peso están
en el origen mismo del aumento de peso. Así que, para evitar que se produzca,
una muy buena solución es la actividad física, que actuará como regulador en
muchos aspectos a través del papel fisiológico y psicológico que puede
desempeñar y que está bien documentado.