La forma de guardar y preparar frutas y verduras es
determinante para su duración.
Fuente: Mejorconsalud.as
1. Lavar antes de almacenar
En ocasiones, es conveniente tomarse unos minutos para
lavar bien las frutas y los vegetales recién comprados. Esto se debe a que muchos
contienen restos de tierra o de productos rociados que, con los días,
perjudican su calidad e impiden que se conserven bien. Además, si no se lavan,
estos restos aumentan las probabilidades de contaminar otros alimentos ya
guardados y acelerar también su proceso de descomposición. Eso sí, hay
ciertos alimentos que, por el contrario, tienen más vida útil cuando se
almacenan sin lavar. Entre estos, se encuentran los siguientes:
Las frutillas
Otros frutos del bosque
Los champiñones
Las hierbas aromáticas.
2. Usar recipientes de mimbre
Las canastas o recipientes de mimbre son un elemento
perfecto para conservar frescas las frutas y los vegetales. Este material
está compuesto por fibras naturales que facilitan la transpiración de los
alimentos e impiden que se llenen de moho y bacterias. Para una mejor
conservación, es ideal retirar las bolsas plásticas y otros envoltorios.
3. Separar los alimentos
Tanto las frutas como los vegetales tienen propiedades,
características y procesos de maduración diferentes. Por este motivo, es necesaria
su separación al momento de optimizar la conservación. Ponerlas en un mismo
lugar puede acelerar su descomposición, sobre todo, cuando se juntan con las
que ya están muy maduras. Algunas frutas emiten pequeñas cantidades de
etileno cuando alcanzan cierto grado de maduración, lo cual disminuye la
presencia de clorofila y nutrientes en las verduras, según detalla esta nota de
Mejorconsalud.as., por lo que es más apropiado ponerlas solas en el sitio de
almacenamiento. Entre estas se cuentan:
Las manzanas y las peras
Los melones
Las paltas
La cebolla y el ajo
Los tomates
Las ciruelas
Las berenjenas
La lechuga y el repollo.
4. Bolsas transparentes
El uso de bolsas transparentes con pequeños agujeros es
un truco muy práctico para prolongar la vida útil de este tipo de alimentos.
Dicho material no solo impide que se mezclen entre sí, sino que, además, evita
la proliferación de moho y microorganismos dañinos.