¿Se está
recuperando de una enfermedad o intervención quirúrgica? ¡A comer se ha dicho!
Cuando
estamos enfermos, se nos hace difícil reunir fuerzas para ingerir alimentos; pero,
a pesar de la falta de apetito, es aconsejable comer porciones pequeñas y
saludables a intervalos frecuentes.
Entre las
medidas que puede adoptar, es conveniente que mantenga el refrigerador y las
alacenas bien equipadas con productos alimenticios que lo ayuden a salir del
paso, como leche en polvo, latas de pescado y de frutas, verduras o legumbres,
galletas de avena y jugos de larga vida. Si no puede hacer las compras, pida
ayuda a un amigo o vecino, y recurra a las opciones de Internet para que le
lleven provisiones a casa.
Además,
debe asegurarse de que todos los comestibles que ingiera sean nutritivos: en los
estados de recuperación es importante que la alimentación contenga elementos de
todos los grupos alimenticios. Si lo han operado, el organismo necesitará más
calorías, proteínas, vitaminas A y C y, quizá, zinc (compuestos que intervienen
en el proceso curativo).
Asimismo,
es importante que:
•
Consuma, al menos, dos porciones diarias de
proteínas (carnes frías, huevos, nueces o queso). El pollo o el pescado asado
con arroz o verduras al vapor es una comida fácil de preparar.
•
Consuma grandes cantidades de pan integral con
crema de cacahuate o queso cottage, cereales con fruta y yogur o avena cocida
con frutas secas y miel.
•
Prepare un nutritivo caldo de pollo o de
carne: es fácil de tragar y rinde para muchas comidas (recaliente solo la
porción que comerá).
•
Coma a diario frutas ricas en vitamina C
(cítricos, tomates, fresas) y vegetales ricos en vitamina A (verduras de hojas
verdes y zanahorias).
• Si siente náuseas o se le alteró el sentido del gusto, las comidas frías son más apetecibles. Pruebe comer sándwiches de pollo, queso o atún.
• Evite el café, los refrescos y los dulces, porque disminuyen el apetito.