Este trastorno de salud mental afecta a las personas mayores
y es importante no dejarlo pasar.
Fuente: Salud a Diario
La depresión es un trastorno mental que afecta a más de
300 millones de personas en el mundo, y es la principal causa mundial de discapacidad.
Chile lidera las tasas de depresión global: somos el segundo país después de
Brasil, incluso por sobre el promedio mundial, con un 5 %, mientras que el
promedio mundial es de 4,4 % (OMS, 2017), y esta es llamativamente mayor en las
mujeres con un 10,1 %, mientras que en hombres es de 2,1 % (Encuesta Nacional
de Salud, 2016-2017).
Baja protección social para personas mayores
La adultez mayor se convierte en un terreno fértil para
sufrir un cuadro depresivo, más aún en países de baja protección social,
como lo conforman la mayoría de los países de América Latina, en especial
Chile; ya que los factores de riesgo como lo son el ser mujer, la
jubilación, la viudez, familia disfuncional, la soledad, el aislamiento social, el sedentarismo, múltiples patologías, la dependencia económica y funcional,
se convierten en un verdadero problema. En Chile no se nos prepara para la
jubilación y estamos mucho tiempo de nuestras vidas enfocados solo en lo
laboral, lo cual se convierte en una verdadera dificultad poder rearmarse en un
nuevo rol cuando se ha jubilado. La depresión en la adultez mayor suele ser
más larvada y menos visible, ya que los síntomas más típicos como anhedonia,
falta de motivación o lentificación del pensamiento, se suelen asociar al
envejecer, por lo que la consulta resulta ser muy tardía. Sabemos, por reportes
del Ministerio de Salud, que a pesar de que la depresión se encuentra con
cobertura AUGE, los hombres sobre 65 años son los que menos consultan. Por lo
que la depresión en los adultos mayores hace que ella se normalice en sus
vidas, no consultando o haciéndolo muy tardíamente, lo que deteriora su calidad
de vida y su funcionalidad, ya que una disminución de la motricidad, de la
independencia y de la participación, pueden hacernos sentir que no tenemos un
sentido de vida.
Deterioro cognitivo y depresión
Existe además una asociación entre depresión y deterioro
cognitivo, según un trabajo publicado en la revista médica británica
Lancet. Cursar con un cuadro depresivo después de los 40 años, aumenta en un 4
% el riesgo de tener demencia, pero, si –además– le asociamos las situaciones
que muchas veces acompañan al cuadro depresivo, como inactividad física, este
riesgo aumenta en un 2 % más, aislamiento social con un 4 %, fumar en un 5 % y
consumo de alcohol en un 1 %. Entonces, en total el riesgo de padecer demencia
sumaría entonces un 16 %. Este es el real motivo por el cual guarda especial
cuidado el poder tratar precozmente esta patología. La depresión cuenta con tratamientos, tanto farmacológicos, como no farmacológicos, y de buen
pronóstico, por lo que es importante consultar a un especialista. Existen
medicamentos antidepresivos, que dependiendo de la condición del paciente, se
pueden indicar. Es importante no automedicarse, sino que sea el
especialista quien indique el tratamiento más seguro. Además, existen
tratamientos no farmacológicos: psicoterapia y grupos de apoyo que pueden
ayudar a manejar aquellos pensamientos disfuncionales que aparecen con la
depresión o que ayudan a mantener el cuadro, como es el caso de los
sentimientos de inutilidad, de no ser capaz, de ser una carga, en otros
Tratamientos para mejorar la depresión
Estos tratamientos ayudarán no solo a que la persona mejore
de su cuadro depresivo, sino también a que disminuya su posibilidad de
reincidir.
1. Comenzar a practicar actividades o ejercicios físicos aeróbicos, como caminar, bailar y ejercicios específicos para el adulto
mayor.
2. Practicar algún juego o alguna otra actividad que
antes solía disfrutar.
3. Participar de actividades religiosas y/o sociales.
4. Asignar metas realistas. Dividir las tareas
grandes en pequeñas tareas y establecer algunas prioridades. La meta es: haga
lo que pueda, cuando pueda.
5. Tratar de pasar tiempo con otras personas. No aislarse,
dejar que lo (a) ayuden. Elegir un amigo(a) o familiar de confianza como
confidente.
6. Esperar que su ánimo mejore poco a poco. Cuidar de
sí mismo. No esperar salir de su depresión “de la noche a la mañana”.
7. Aplazar las decisiones importantes hasta que se sienta
mejor.
8. Recordar que los pensamientos positivos reemplazarán a
los pensamientos negativos a medida que su depresión responda al tratamiento.
La familia cumple un papel central, pero no para decir frases como “arriba el
ánimo”, “tú puedes”, que terminan agobiando más a quien padece depresión, ya
que ellas hacen sentir que hay algo voluntario en tener los síntomas. Es mejor,
acompañar a quien padece tristeza, con frases como “aquí estaré para cuando
quieras hablar”, “te acompañaré en este tiempo”; lo que llamamos ser un testigo
emocional. Porque, para alguien que sufre depresión es importante.