La velocidad de decisión y reacción puede salvarnos de los
peligros en la vida cotidiana.
Nuestra velocidad de reacción es un elemento muy
importante en la vida cotidiana. Un segundo de distracción o al realizar
un gesto puede tener graves consecuencias, por ejemplo, cuando se está al
volante. Con la edad, la velocidad de reacción disminuye porque se prolonga la
duración del procesamiento de la información que hace el cerebro. La práctica
de juegos de pelota rápidos, como el tenis, permite mejorar nuestra velocidad
de reacción, ya que disminuye nuestro tiempo de decisión.
La velocidad de reacción: detección, procesamiento, acción
La velocidad de reacción es el tiempo que tardamos en
reaccionar a estímulos exteriores. En la vida diaria, esos estímulos son
principalmente visuales o sonoros. La velocidad de reacción se descompone
en tres tiempos: detección, procesamiento y acción. La detección es el plazo
necesario para que el cerebro perciba los estímulos exteriores. Comprende
la excitación de los receptores visuales o sonoros y la transmisión del impulso
nervioso hasta el sistema nervioso central. A continuación viene el
procesamiento: el sistema nervioso central analiza la información, elabora una
respuesta motora adecuada y envía la orden de excitar el músculo por impulso
nervioso. Finalmente, la acción corresponde al desencadenamiento de la
actividad motora propiamente dicha.
¿Cuál es una velocidad de reacción rápida?
La velocidad de reacción es variable y se sitúa entre 0,15
segundos y 0,25 segundos para los estímulos sonoros y entre 0,2 segundos y 0,35
segundos para los estímulos luminosos. La velocidad de reacción depende de
nuestra concentración: si el cerebro debe procesar varias tareas al mismo
tiempo, por ejemplo conducir escuchando música, será más lento en reaccionar si
debemos responder a un suceso imprevisto. Pero la velocidad de reacción
depende también de la edad: comienza a disminuir después de los 30 años,
sobre todo porque toma más tiempo el procesamiento de la información.
Cómo entrenar la velocidad de decisión
El tenis, el tenis de mesa (ping-pong) o el bádminton son
deportes que implican intercambios muy rápidos. Los movimientos que debe
realizar el cuerpo para reenviar una pelota lanzada a gran velocidad preceden
la identificación consciente de la localización de la pelota en el espacio, así
como de su trayecto. El entrenamiento permite disminuir el tiempo de
decisión y aumentar la rapidez de reacción. Los jugadores refuerzan así las
conexiones sinápticas (zonas de contacto entre las células nerviosas) de los
circuitos implicados en el tratamiento de la información. A título comparativo,
las personas mayores que practican una actividad deportiva regular tienen un
tiempo de reacción equivalente a la de los adultos jóvenes sin entrenamiento.
Tales deportes activan también unas neuronas del cerebro, las neuronas
espejo, estimuladas tanto cuando se hace un movimiento como cuando se observa a
alguien realizarlo. Así, cuando hacemos un revés en tenis, nuestras
neuronas espejo se activan; igualmente ocurre cuando miramos a alguien hacer
ese gesto: nos entrenamos sin movernos, lo que nos ayuda a procesar luego más rápido
las informaciones.