Algunos síntomas de depresión infantil a los que los adultos deben prestar especial atención.
Es un día soleado y todos los chicos están jugando afuera; todos, menos el suyo. Últimamente, la conducta de su hijo ha cambiado: lo único que quiere es ver televisión, o tal vez se ha vuelto más insolente. Es obvio que no es el mismo de antes. ¿Qué está pasando?
Quizá le sorprenda, pero es posible que esté deprimido. “La depresión de un niño es distinta a la de un adulto”, dice el doctor Luis Antonio Vázquez, director del departamento de psicología de la Universidad Estatal de Nuevo México. Podría deberse a un hecho concreto, como la muerte de un familiar o la mudanza a un nuevo barrio. O podría comenzar sin ninguna advertencia. Es esencial que los padres reconozcan las señales, además de manifestaciones de tristeza. Algunos síntomas a los que prestar atención:
Un cambio de personalidad. ¿Su hijo, normalmente sociable, se ha vuelto tímido e introvertido? ¿Antes era callado y ahora es escandaloso y parece fuera de control?
Comportamiento o dibujos violentos. Si el chico se lastima a sí mismo, si se hace cortes en los brazos o en las piernas, busque ayuda de inmediato.
Nuevos hábitos alimenticios. ¿Su hijo ha perdido el apetito? ¿O come mucho más de lo normal?
Si nota cualquiera de estos síntomas, hable con su pediatra, quien tal vez lo remita a un psicólogo infantil o a un centro de salud mental. El tratamiento podría incluir terapia, medicación o ambos. “A algunos padres les avergüenza la depresión y no entienden el tratamiento —dice Vázquez—. Pero es la única manera de que su hijo mejore”.