Con estas estrategias, mejorará de manera considerable su
habilidad para comunicarse con los demás y recodará la información por más
tiempo.
La mayoría de nosotros jamás experimentará el confinamiento
solitario, pero incluso pequeñas reducciones en nuestra capacidad para
comunicarnos pueden ser angustiantes. Cuando estamos hablando y olvidamos
una palabra, por ejemplo, sentimos como si nuestros cerebros nos traicionaran.
El fenómeno de tener algo en la punta de la lengua es universal: sentimos que
lo que necesitamos recordar está cerca, pero fuera de nuestro alcance. Aunque
la información se encuentra justo ahí, en nuestro cerebro, no podemos acceder
a ella cuando queremos, en especial, a medida que envejecemos. La capacidad
para comunicarse con otros es, tal vez, la habilidad más valiosa que una
persona pueda tener porque le da voz propia. En las prisiones, el confinamiento
solitario (separar a un individuo de casi todo contacto humano) hace que los
hombres se liberen de sus amarras psicológicas y los vuelve locos.
No hay por qué sentirse acorralado en un rincón verbal. La
investigación muestra que las personas que practican ejercicios mentales que
los ayudan a recordar —conocidos como “estrategias mnemotécnicas”— recuerdan
con más facilidad palabras, nombres y datos que la gente que se las arregla
sobre la marcha y confía en su suerte. Puede mejorarse el recuerdo de palabras
en minutos, con solo aplicar una de las técnicas que siguen. Los psicólogos
solían pensar que había una única y mejor regla mnemotécnica, pero
nuevas teorías sugieren que cualquiera que se use resulta útil. Revíselas y
pruebe con la que más se adapte a su estilo personal de pensamiento o use más
de una para diferentes necesidades.
Estrategias para mejorar la comunicación
Aprenda y practique las siguientes estrategias, que lo
ayudarán a acceder a las palabras que necesite, cuando las necesite.
1. Invente una historia
Para las listas de palabras que quiere recordar a
corto plazo, como una lista de comestibles o de tareas para hacer, se
recomienda inventar una historia que vincule a las palabras. La historia
debería ser lo más visual posible (de otra forma, solo estaría creando palabras
para recordar otras palabras) y lo más tonta o ridícula que pueda imaginar. Por
ejemplo, supongamos que tiene tres palabras para recordar: lámpara, limón,
auto. Podría imaginar que enciende una lámpara del exterior y encuentra limones
que están creciendo dentro del auto y saliendo por las ventanillas. Cuanto más imaginativas
o elaboradas sean sus imágenes mentales, mejores serán las oportunidades de
recordar las palabras.
2. Agrupe palabras
Para largas listas de palabras que no es necesario memorizaren orden, agrupe palabras similares. Usted decide qué categorías usar. Si
tiene una lista de comestibles, puede “dividir” los artículos por ubicación en
la tienda, grupo de alimentos, tamaño, precio o el lugar donde guardará los
productos en casa.
3. Escuche el nombre
Cuando conoce a alguien y quiere recordar su nombre, el
primer paso es ¡escuchar! La mayoría de las personas están tan concentradas
en dar una buena impresión que se olvidan de prestar atención a la
persona que están conociendo. Concéntrese en escuchar el nombre de la persona.
De inmediato repítalo (“Encantado de conocerte, Francisco”) y úselo
cuando se dirija a la persona en la conversación.
4. Deje que un nombre le cuente una historia
Cuando escuche el nombre, piense en cómo suena y qué
imágenes le evoca. Por ejemplo, si conoce a Marina Sastre, puede visualizar
una marina llena de barcos y a un sastre sentado en el muelle remendando velas.
Puede llevar el ejercicio un paso más allá para que lo ayude a recordar a esta
persona y su nombre, en el futuro. Si Marina es pelirroja, imagine que cada
embarcación de la marina está pintada de rojo. Será casi imposible olvidar
el nombre luego de una imagen visual tan elaborada. No todos los nombres se
traducen a imágenes con tanta facilidad. En esos casos, use cualquier clase de
asociaciones que le vengan a la mente. Por ejemplo, si conoce a Julio Park, que
se está quedando calvo, podría pensar que tiene un primo llamado Julio que es
calvo. Y que su primo se casó con una mujer que vivía en Nueva York, lo que le
recuerda al Central Park. Puede imaginar a su primo Julio sentado en el medio
de una calle de Nueva York.
5. Deletree los nombres difíciles
La primera vez que se encuentre con Wojciech Cieszko, quizá
le costará inventar una historia que encaje con el nombre. Pídale que repita
su nombre lentamente. Mientras lo hace, deletréelo en su cabeza e
imagínese escribiendo su trascripción fonética en un papel. Mentalmente,
abroche el papel a una foto mental instantánea de la persona.