Descubra el fascinante funcionamiento del cerebro cuando
estamos dormidos.
Un
voluntario acudió a un estudio sobre los sueños con un dilema: no se decidía entre
tomar un curso de posgrado en Massachusetts, donde vivía, u otro lejos de casa.
Entonces soñó que volaba en un avión sobre un mapa. El piloto anunció que un
motor estaba fallando y necesitaban un lugar seguro para aterrizar. El estudiante
propuso Massachusetts, pero el piloto dijo que era un sitio “muy peligroso”. El
voluntario despertó convencido de que la decisión correcta era asistir al curso
lejos de su casa. Con estudios de este
tipo Deirdre Barrett, profesora de psicología clínica en la Universidad
Harvard, ha explorado el complejo funcionamiento de los circuitos cerebrales
del sueño. Al dormirnos, el cerebro se aquieta, pero al cabo de 90minutos se reactiva bruscamente, durante la fase de movimientos ocularesrápidos (MOR), a un grado tan intenso como cuando estamos despiertos. Sin
embargo, la actividad procede de un grupo distinto de regiones cerebrales. Mientras
que la corteza visual primaria, que recibe estímulos luminosos de los ojos,
está menos activa en el sueño que en la vigilia, la corteza visual secundaria,
que funciona cuando imaginamos algo, alcanza su máxima actividad en la fase
MOR. La corteza motora empieza a transmitir impulsos de movimiento, pero
otra zona encargada de paralizar los músculos mientras dormimos los neutraliza.
Además, la autocrítica corteza prefrontal, que contribuye a que nos
comportemos de modos convencionales, reduce su actividad durante el sueño. Esta
redistribución de la actividad no solo concuerda con los rasgos distintivos de
los sueños —entornos de gran riqueza visual donde realizamos actos desmesurados
y los hechos toman extraños giros—, sino que hace de los sueños campo fértil
para resolver los problemas de la vida en vigilia. La mayor actividad de
la corteza visual secundaria permite a la mente que sueña visualizar soluciones
nuevas. “Los inventores podrían ver un diseño, y los químicos, estructuras moleculares”,
dice Barrett. La menor actividad de la corteza prefrontal puede ayudarnos si estamos
estancados. Para maximizar el poder de solución de los sueños, a la hora de
dormir plantea el problema escribiéndolo o repitiéndolo mentalmente, aconseja
la profesora. Luego invente una imagen que lo represente, y repita que quiere
soñar una solución. No olvide dejar pluma y papel junto a su cama, y escribir
lo que sueñe en cuanto despierte. “Los sueños se guardan en la memoria de corto plazo, pero escribirlos los transfiere a la de largo plazo”, concluye Barrett.