Es sabido que la música tiene efectos beneficiosos para el
cerebro, pero ¿sabe cuáles?
Imagine que mientras hace fila para comprar un café, en la
radio del local empieza a sonar Happy, el éxito de Pharrell Williams. En la
intensa actividad mental que se desata, necesaria para procesar la música,
“intervienen los aspectos más avanzados de la cognición humana”, dice
Robert Zatorre, profesor del Instituto y Hospital de Neurología de la
Universidad McGill, en Montreal, Canadá. Apenas llegan al oído, los sonidos
activan una serie de estructuras, desde la cóclea (donde las vibraciones se
convierten en impulsos eléctricos) hasta la corteza cerebral. Al reconocer
la canción —su nombre o la última vez que la oyó— su corteza auditiva se
conecta con partes que rigen la recuperación de recuerdos. Si mueve el pie,
activa la corteza motora de modo muy singular porque lo hace al compás de la
música. Por último, si Happy le toca el corazón, habrá encendido el sistema de gratificación
del cerebro, un circuito antiguo y poderoso que es activado por estímulos
esenciales de supervivencia como la comida y el sexo.
Por qué la música genera vida
¿Por qué algo que parece tan poco esencial como la música
activa un sistema que favorece la vida? Los científicos aún no lo saben, pero
lo que ocurre en el cerebro cuando oímos una canción que nos gusta da una
clave. “La música aumenta la interacción entre estructuras cerebrales de
antiguos centros de gratificación que regulan el placer y zonas más
recientes de la corteza que rigen la previsión”, dice Zatorre. En un estudio,
este observó que el cerebro produce dopamina, una sustancia asociada con el
placer y la gratificación, al anticipar nuestro pasaje favorito de la canción.
Entonces, quizá la música estimule el deseo innato del cerebro de identificar
pautas y resolver problemas.