El estado que se conoce como felicidad implica mucho más que
los logros o los resultados esperados.
Fuente: Wellandgood.com
“La felicidad es perfectamente plástica, maleable, modificable
y mejorable”, afirma Mack. “A diferencia del color de ojos o la altura, el
punto de referencia de la felicidad a nivel genético sí es alterable. Puede
volver a configurarlo sin problema”.
Godkin coincide con Mack en su perspectiva sobre este tema y
agrega que “a partir del trabajo personal (por ejemplo, mediante terapia),
podrá ver que sí tiene la capacidad de cambiar aquello que experimenta, lo
que finalmente produce un efecto dominó en su vida”.
La felicidad es un estado mental
¿La verdad? Según Mack, la felicidad es un estado del ser.
No hay dudas de que tener una mentalidad optimista puede ayudarlo a sentirse
mejor sobre las circunstancias que atraviesa, pero asumir que la felicidad es
únicamente un estado mental es un mito y uno que puede impedirle admitir algo
muy poderoso: puede acceder a ese sentimiento en cualquier momento.
“La felicidad es una constelación de cosas. Es emociones,
es sentido en la vida, es propósito, es conexión social”, agrega Godkin.
“No es algo tan fugaz como un estado mental o un sentimiento”. Considere
entonces vincularse con la felicidad como si fuera una habilidad. Godkin
sostiene que esto puede ayudarlo a internalizar la noción de que efectivamente
puede trabajar por su felicidad.
“Suelo decir que la felicidad es una habilidad que se puede
aprender. Es algo que se puede construir, y se construye de la misma manera
que cualquier otra habilidad… con el tiempo”, concluye la experta de Wellandgood.com.