Identifique los cinco principales enemigos de la felicidad y
sepa cómo hacerles frente.
Fuente: Salud a Diario
1. Falta de gratitud
El no sentirnos agradecidos por lo que ya somos, tenemos
y por lo que hemos logrado es, sin duda, una limitante para nuestra percepción
de felicidad. El aumento del bienestar psicológico no solo viene
determinado por el hecho de sentir agradecimiento, sino también por el acto
de dar las gracias y de expresar externamente el agradecimiento. Este acto
de expresar gratitud conduce a una serie de experiencias subjetivas positivas y
mejora la relación con el otro. Varios estudios sugieren que la gratitud
puede estar relacionada con la salud de varias maneras: disminuyendo el nivel
de estrés, los síntomas depresivos o la ansiedad ante la muerte, mejorando la
calidad del sueño, favoreciendo el crecimiento postraumático, promoviendo
conductas saludables y, incluso, mejorando el funcionamiento cardíaco.
Acción recomendada: Llevar un recuento o diario de gratitud,
en el que tengamos claros los motivos por los cuales dar las gracias
diariamente. Podemos enfocarnos en los aspectos más básicos como en los más
complejos. El recordarnos estos aspectos positivos diariamente ejercerán un
efecto motivador y aumentarán nuestra sensación de bienestar y calma.
2. Autoexigencia
Si bien es saludable plantearnos algunos desafíos que nos
conduzcan a dar lo mejor de nosotros, y hacer un esfuerzo extra en nuestras
acciones diarias, el exceso de exigencia nos vuelve más rígidos y nos quita
flexibilidad en nuestro quehacer. Tengamos en cuenta que es muy diferente
optar por altos estándares, que plantearnos metas muy difíciles de alcanzar o
que nos juzguemos constantemente por cometer algunos errores humanos y
generales dentro de nuestra experiencia.
Acción recomendada
Prestar atención a nuestro cuerpo. Cerremos los ojos y
enfoquémonos en nuestra respiración. Vayamos notando cualquier atisbo de
inquietud e identifiquemos en qué zonas del cuerpo se sienten. Puede que
sintamos un malestar leve en el pecho, en la cabeza, el abdomen o en otro
lugar. Aprendamos a conocer lo que nuestro cuerpo nos dice y a evaluar cuánto
tiempo le estamos dedicando al trabajo, a la vida familiar y personal. Somos
humanos y, por tanto, necesitamos establecer un balance y límites de tiempo y
energía a nuestras esferas de vida.
3. Procrastinación
En términos muy generales, la procrastinación es la
acción habitual de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse,
sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Se ha
estudiado que los comportamientos relacionados con la procrastinación pueden
estar asociados con una baja autoestima, un déficit de autoconfianza y
autocontrol, rasgos depresivos, comportamientos de desorganización y en algunos
casos, al perfeccionismo, la impulsividad disfuncional y la ansiedad. Algunos
de los efectos negativos que esto puede ejercer sobre nuestra salud incluye la
dificultad para la toma de decisiones y solucionar problemas, además de un
escaso afrontamiento del estrés, y la desorganización.
Acción recomendada: Eliminar temporalmente todos
aquellos distractores que nos desviarán de realizar nuestras tareas necesarias.
Con ello tendremos una mejor disposición al enfoque. Luego de ello, intentemos
segmentar nuestros pendientes en tareas pequeñas que contemplen bloques de
tiempo, alternando con breves periodos de descanso. Por otra parte,
felicitémonos por lo realizado, ya que constituyó un esfuerzo mental y físico.
Así, gentilmente y paso a paso, podemos ir creando un nuevo y mejor hábito.
4. Diálogo interno negativo
La autoconversación o diálogo interno negativo hace que
nos ahoguemos en nuestros problemas, haciéndolos más grandes de lo que son y
perdiendo perspectiva. Existe una estrecha relación entre nuestros
pensamientos y emociones. Tanto es así, que la psicología considera que
nuestros pensamientos, “autodiálogo” y expectativas determinan nuestros estados emocionales. A su vez, las emociones son las que impulsan nuestra conducta. Por
lo tanto, un pensamiento inadecuado acerca de nosotros mismos, de nuestro
cuerpo y nuestra vida puede suscitar reacciones emocionales intensas que darán
lugar a comportamientos inadecuados para la situación que se debe enfrentar.
Es por ello que debemos aprender a gestionar esta conversación interior,
dirigiendo de manera constructiva nuestras emociones y acciones hacia la
consecución de nuestras metas.
Acción recomendada: Practicar las autoafirmaciones,
que en términos simples son declaraciones breves y saludables basadas en
nuestras fortalezas personales. Para ello, hagamos un inventario de
nuestras cualidades, puntos fuertes y habilidades. Démosles tanta o más
importancia que a nuestros defectos. Las autoafirmaciones ayudan a vencer los
pensamientos negativos que se interponen en el camino de lo positivo. Si bien
no van a hacer que desaparezcan por arte de magia las circunstancias que nos
rodean, pero sí ayudan de forma progresiva a reprogramar nuestro pensamiento e
implantar nuevos patrones positivos, reduciendo bloqueos internos. Si ponemos
atención en nuestras fortalezas y las recordamos cada día, ya sea leyéndolas en
un bloc de notas o hablando internamente o en voz alta, nuestra respuesta ante
lo que nos suceda será más rápida, segura y fiable.
5. Ausencia del momento presente
Vivir en piloto automático, mientras el presente se nos
escapa, es una constante generalizada e implantada en una cultura
hiperconectada y llena de distractores externos. Sin darnos cuenta, vivimos
viajando mentalmente a un pasado que ya fue y a un futuro que quizás nunca
será. Empleamos nuestro tiempo en rememorar viejas heridas o en imaginar
futuros amenazantes, siendo muy pocos los momentos que realmente saboreamos con
plena presencia. La ansiedad y la depresión son patologías cada vez más
presentes en nuestra sociedad, y constituyen un fiel reflejo de la incapacidad
de las personas para centrarnos en el aquí y el ahora. Es habitual que
pasemos tiempo imaginando que seremos felices cuando logremos tener una vida más
estable; cuando tengamos dinero suficiente para viajar; cuando encontremos
pareja; tengamos un hijo; consigamos un buen trabajo o un ascenso en el que
actualmente tenemos. Ahora bien, no es “negativo” o “malo” tener objetivos que
sabemos que al conseguirlos nos van a dar un impulso de energía positiva; el
problema es pensar equivocadamente que nuestra felicidad solo depende del
cumplimiento de estos objetivos.
Acción recomendada: La capacidad de vivir el presente
se puede practicar y entrenar de la siguiente manera: aprender a observarnos
internamente implica el aprender a ser capaces de analizarnos y cuestionarnos
una serie de hechos tales como: “¿Nos estamos centrando exclusivamente en el
momento presente?”, “¿cuál suele ser nuestro estado emocional?”, “¿nos solemos
preocupar con angustia, miedo o ansiedad?”, “¿nos lamentamos por hechos o
acciones del pasado, alcanzando un estado de culpabilidad?”, “¿qué problema
existe aquí y ahora, en este mismo instante?”, “¿hay algo que no funcione en
este momento?”. Cultivar la apreciación por el momento presente y por lo que
tenemos en este momento de la vida implica reflexionar acerca de lo que se
puede agradecer de una situación complicada o difícil, y pensar que incluso los
momentos difíciles aportan enseñanzas que pueden ser de gran utilidad para
nuestra vida. En suma, cultivar la felicidad es, por mucho, un hábito
constante, y la suma de voluntades personales que vamos repitiendo en nuestro
cotidiano. Valoremos la intención y el camino a recorrer, paso a paso.