Las sorpresas que trae la edad madura no son todas malas: la
ciencia revela que, con los años, aumenta la concentración.
Lo sospechábamos. Tanto en las leyendas como en muchos
cuentos de hadas queda claro: los jovencitos van descocados por el bosque…
hasta que se pierden. O cabalgando sin rumbo… hasta que los sorprende la noche
o una tormenta y se encuentran sin saber qué hacer. Por suerte (o mala suerte)
justo allí, en una gruta, cabaña, castillo o hasta en el fondo mismo del mar,
el mago Merlín, el hada no sé cuántos o, simplemente, una modosa señora
(benefactora o bruja) no pierden el tiempo, hacen lo suyo, muy concentrados,
paso a paso. Y les ofrecen refugio (o una trampa) sin alharaca ninguna. Pues
bien. Lo mismo ocurre en el mundo real Una nueva investigación del Trinity
College de Dublín sugiere que los adultos mayores pueden estar másconcentrados, menos impedidos por la ansiedad y menos inquietos mentalmente que
los adultos más jóvenes. ¿Cómo? El equipo del Trinity College Institute of
Neuroscience (TCIN) demostró que los adultos mayores parecen mitigar los
aspectos negativos del deterioro cognitivo al aumentar la motivación y adoptar
estrategias más eficientes para suspender las distracciones o el vagabundeo
mental cuando se requiere concentración. El estudio destaca los papeles
influyentes de los factores afectivos y motivacionales en la conducción de
las diferencias relacionadas con la edad en el divagar involuntario de la
mente y proporciona razones para estar menos persuadido por las explicaciones
anteriores basadas solo en recursos cognitivos.
Perder la concentración, una tendencia natural
La mente humana tiene una tendencia natural y frecuente a
divagar. En la vida cotidiana, nuestros pensamientos a menudo se desvían
del aquí y ahora. Este vagabundeo mental se define ampliamente como el
estado de la mente mediante el cual nuestra atención se desplaza de una tarea,
o de nuestro entorno actual, hacia un contenido mental no relacionado y
autogenerado. Investigaciones recientes dentro de poblaciones sanas que envejecen
encontraron evidencia de una reducción no variable, pero consistente de la
frecuencia de divagaciones mentales con la edad avanzada. Aunque se han
sugerido diferentes teorías para explicar este hallazgo, los estudios
anteriores se han visto afectados por diversos desafíos metodológicos para
capturar las incidencias de divagaciones mentales. Como tal, los mecanismos
neuropsicológicos que subyacen a las diferencias relacionadas con la edad en la
deambulación mental siguen sin estar claros. Además, hay una falta de
investigación que explore los mecanismos subyacentes a las diferentes dinámicas
de divagación mental; específicamente, divagaciones mentales que ocurren con y
sin intención. Teniendo en cuenta el fenómeno del envejecimiento de la
población mundial, y a la luz de los beneficios reportados (por ejemplo,
creatividad, resolución de problemas) y costos (por ejemplo, una atención
sostenida pobre y resultados clínicos más deficientes) de la distracción
mental, es importante investigar el impacto del envejecimiento en la mente.
Mantener nuestra atención es una habilidad importante que subyace en gran parte
de nuestra cognición, y su declive está relacionado con un mayor riesgo de
caídas, un factor que contribuye a la pérdida de independencia y la reducción
de la calidad de vida en los adultos mayores. Por lo tanto, la investigación
sobre diferentes estados de atención es vital para dar forma a nuestra
comprensión sobre cómo opera el cerebro y el proceso de envejecimiento
natural, y puede ayudar a informar futuras intervenciones dirigidas a
promover un envejecimiento saludable.
Resultados clave de la investigación sobre envejecimiento
El equipo de 'Dockree Lab' en TCIN, en colaboración con el
profesor Alan Smeaton de la Dublin City University, investigó si la naturaleza
y la frecuencia de la deambulación mental cambiaba con la edad y exploró
los mecanismos específicos subyacentes al vagabundeo mental no intencional e
intencional. Emplearon un enfoque metodológico multifacético, mediante el cual
los adultos mayores sanos y jóvenes –que vivían en la comunidad– completaron
una serie de tareas cognitivas y neuropsicológicas estandarizadas, y realizaron
una tarea de atención sostenida computarizada que, periódicamente, pedía a los
participantes que informaran sobre su estado mental actual. En comparación con
estudios anteriores, la tarea era adecuada para medir la distracción mental, ya
que la tarea no resultaba exigente y presentaba objetivos que se desarrollaban
gradualmente y que confiaban más en el control interno de la atención.
Importante investigación demuestra que las personas mayores acometen las tareas
motivadas, con menos ansiedad y depresión.
Las conclusiones fueron las siguientes:
• Los adultos mayores exhibieron una menor tendencia a divagar,
tanto involuntaria como intencionalmente, que los adultos más jóvenes. En
total, los adultos mayores y más jóvenes informaron que su mente divagaba,
respectivamente, un 27 % y un 45 %, en respuesta a las sondas de pensamiento a
lo largo de la tarea.
• Los adultos jóvenes y mayores demostraron un desempeño
similar en las tareas; aunque, los adultos mayores se desempeñaron con menos
variabilidad, lo que indica un mejor enfoque en general.
• A pesar de un desempeño más pobre en las pruebas
cognitivas estándar, los adultos mayores exhibieron niveles más bajos de ansiedad y depresión, menos dificultades subjetivas de atención y una mayor
motivación relacionada con la tarea que sus contrapartes más jóvenes.
• Los análisis también destacan las cualidades
adaptativas de los adultos mayores, los que pudieron reducir su divagación
mental involuntaria a través de sus niveles más bajos de ansiedad, y mayor motivación para la tarea que el grupo más joven e inquieto mentalmente.
• El equipo observó una asociación entre el divagar
intencionalmente y el aumento de falsas alarmas en la tarea, que fue
mediada por una respuesta más in- consistente, particularmente en los jóvenes
que estaban más inquietos en su enfoque. Teniendo en cuenta que la mayor
variabilidad de los adultos jóvenes no incurrió en un costo relativo para su
rendimiento en comparación con los adultos mayores, tienen más recursos
disponibles para cambiar de manera adaptativa entre el enfoque y los estados de
distracción mental más exploratorios.
• Los adultos mayores, por otro lado, explotan su
capacidad de un mayor enfoque hacia la tarea, con menos predisposición a
divagar. Sugerimos que esta es una cualidad adaptativa del envejecimiento
exitoso: cuando el contexto lo exige, los adultos mayores suspenden el “estado
de mente errante” para mitigar los costos potenciales de la falta de atención.
Inclusión Sobre estos resultados tan prometedores, Catherine Moran, candidata a
doctorado y autora principal, dice: “El deterioro cognitivo relacionado con el
paso de los años, en la edad adulta, representa una de las principales causas
de la carga de morbilidad y la pérdida de la independencia funcional. A pesar
de estos desafíos, existe un hallazgo constante y quizás desconcertante de una reducción de la distracción mental con el avance de la edad. Destacamos las
estrategias de adaptación y las cualidades positivas adoptadas por los adultos
mayores que llevaron a una reducción benefi ciosa en su distracción mental y a
tener un rendimiento equivalente con los adultos más jóvenes”. Por su parte, el
Dr. Paul Dockree, profesor asociado de psicología y coautor, y también
investigador principal, concuerda y remarca: “'Viejo y distraído' es una frase
que se reconoce en el lenguaje común, pero que no tiene una verdad universal”.
“Nuestra investigación sugiere que los adultos mayores pueden estar más
concentrados, menos impedidos por la ansiedad y menos inquietos mentalmente que
los adultos más jóvenes”, agrega. A su juicio, “es importante destacar que los
adul- tos mayores parecen mitigar los aspectos negativos del deterioro
cognitivo aumentando la motivación y adoptando estrategias más eficientes para
suspender las distracciones mentales cuando se requiere concentración”. Esta
evidencia “promueve una comprensión más profunda de los aspectos cognitivos que
cambian a medida que envejecemos”, concluye Dockree. Y recalca que resulta
clave “con miras a establecer una sociedad más inclusiva y amigable con las
personas mayores”.