Hablar con amigos o seres queridos sobre experiencias y sentimientos puede ayudarnos a atravesar momentos complejos.
FUENTE: Howrightnow.org
Aprender a escuchar, mostrar interés en el interlocutor y ser compasivo son
algunas de las claves para conseguir una conexión profunda con nuestro
entorno afectivo. el bienestar psicológico y emocional. Diversos estudios
demuestran que aquellos que se sienten parte de una red afectiva con quienes pueden
compartir sus experiencias vitales y sentimientos tienen menos propensión a
padecer estados depresivos. La búsqueda del sentido de nuestras vidas está en la naturaleza de
los seres humanos, y las conversaciones, cuando son conscientes y profundas,
son una gran herramienta para lograrlo. Más allá del temperamento
personal, de la extroversión o introversión que pueda caracterizar a cada uno,
todos somos animales sociales con una necesidad genuina de conexión que no
se puede obtener mediante una conversación trivial. En tiempos en que la
comunicación está altamente mediada por plataformas tecnológicas, emoticones, likes
y escuetos mensajes de WhatsApp, la desconexión es enorme. La paradoja de
la incomunicación en la era de la comunicación parece ser la regla. El medio
no necesariamente impide una comunicación genuina, pero muchas veces si no se
es plenamente consciente de la necesidad de entablar un lazo profundo, fomenta
que los intercambios sean más superfluos. No se trata de descartar las
herramientas digitales (sobre todo en tiempos en que se impone el
distanciamiento social por cuestiones sanitarias), sino de capitalizar sus posibilidades
y usarlas a nuestro favor. En el mundo contemporáneo, somos almas hambrientas
de una buena conversación. Queremos que alguien nos escuche con atención, que nos dedique tiempo, que tenga paciencia para escuchar
nuestra versión de los hechos, pero para eso también tenemos que aprender a
escuchar. El portal Howrightnow.org aporta estos consejos prácticos y sugerencias
para entablar conversaciones valiosas y mejorar nuestros vínculos.
1. Una conversación puede ser telefónica o en persona; también puede probar
videollamadas.
2.
Esté preparado para escuchar. Puede resultar útil correr a un costado aquellas
cosas que puedan distraerlo, como las notificaciones del teléfono celular.
3.
Realice preguntas abiertas, para que su interlocutor pueda explayarse y no cierre la charla con monosílabos. ¿Cómo te sentís? ¿Qué estás haciendo para cuidarte?
¿Qué podríamos hacer juntos
para ayudarnos mutuamente?
4.
Sea compasivo al escuchar. En lugar de decir: “todo estará bien”, intente con: “Estoy aquí para lo que necesites”. Muestre interés y apoyo con frases como “Entiendo” o “Eso suena difícil, ¿cómo puedo ayudarte?”. Todos necesitamos ser
escuchados y sentir la validación del otro.
FUENTE:
Howrightnow.org