Con el auge de las redes sociales, recurrir al “ghosteo” en
las parejas se ha vuelto una práctica común.
Fuente: buenavibra.es
Estar en una relación amorosa y que, un día, la otra persona
desaparezca es un tanto abrupto, además de hiriente. La ausencia inesperada del
otro lo hace parecer un fantasma (ghost en inglés). De allí viene el término
ghosting.
Es evidente que las nuevas tecnologías trajeron
alternativas para conseguir pareja, pero también lo hicieron para terminar con
ellas. “La conceptualización del fenómeno de fantasma en las relaciones
románticas demuestra la evolución de los procesos de relación mientras se
adapta a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) emergentes”,
explica el articulo “Ghosting in Emerging Adults’ Romantic Relationships: The
Digital Dissolution Disappearance Strategy”.
En este se agrega que los avances en la comunicación
digital ofrecieron posibilidades para escapar de relaciones no deseadas, sin
siquiera tener que romper con ellas. Esta práctica se puso de moda desde la
aparición del término ghosting en la cultura popular de 2014, época de alza de
las redes sociales. Así lo indica un estudio académico de la Universidad de
Western Ontario, realizado por Rebecca B. Koessler. Pero ¿cómo ocurre
exactamente y cuáles son los motivos y sus consecuencias? Le contamos de qué se
trata.
De qué se trata el ghosting
De repente se corta toda comunicación. Ya no hay
llamadas, ni mensajes y hay un bloqueo en las redes sociales. Es el fin de la
relación sin que sea explícito. Ni siquiera se transita la ruptura ni se
consigue una explicación de por qué se terminó la pareja. Y es esa
incertidumbre lo que hace al ghosting confuso y doloroso.
Conocer a alguien que, en principio, muestra interés, para
que, de repente, desaparezca no es una novedad. Pero sí es verdad que la
virtualidad ayudó mucho a popularizar este tipo de trato. Es una de las
condiciones presentes en las relaciones que finalizan de esta manera.
¿Cómo son las relaciones que terminan en ghosting? En su
estudio, Koessler logró distinguir ciertas características de las relaciones
que terminan en este fenómeno. Y son las siguientes: Las relaciones que inician
online, pero fracasan antes de que “se desarrolle una superposición social y
ambiental significativa entre los socios”, indica la autora en el estudio.
En estos casos, el ghosting surge como una alternativa de
ruptura efectiva y de poco riesgo. Las relaciones a corto plazo, que duran dos
citas o menos, o que no llegaron a tener intimidad física.
Los motivos detrás del ghosting
Podemos pensar en varias razones por las que una persona
decide concluir de este modo la pareja: puede no estar lista para una
relación o puede tener miedo de la reacción del otro al comunicar el deseo de
disolución. A partir de su investigación, Koessler enumera los motivos por los
que las personas suelen recurrir al ghosting.
El estudio registra lo siguiente:
La persona no cree
necesario explicar la razón de la ruptura. La persona prioriza sus sentimientos,
por lo que evita conversar sobre el fin de la relación, para no transitar
por un momento difícil, ni enfrentar las emociones del otro. En muchos casos se
expresó que recurrir al ghosting se debía a no saber lidiar con la ruptura.
La persona pierde interés en la pareja. Esta es la
causa más repetida entre los entrevistados en el estudio.
La persona ve en su pareja cualidades negativas que no
quiere enfrentar (como ser egoísta, grosero, molesto y pegajoso).
La persona conoce a alguien más. La persona no
considera que la relación sea seria o suficientemente larga como para discutir
sobre una ruptura.
También se mencionó la incompatibilidad de la pareja como
una razón. Esta investigación también resalta el papel que tienen las
creencias: “Los investigadores encontraron que los individuos con mayores creencias
de destino (por ejemplo, ‘las relaciones son estables e inmutables’, ‘las
personas son compatibles o no’; Knee, 1998) tenían más probabilidades de hacer
ghosting”. Es decir, esta visión de las parejas conduce a que esta práctica se
vea como socialmente aceptable.