El término resaca social hace referencia al exceso de
contacto humano y la necesidad de soledad.
Fuente: theconversation.com
El ser humano es social por naturaleza Los humanos somos,
como dijo Aristóteles en su obra La Política, seres sociales por naturaleza.
Sin embargo, debemos puntualizar que existen grados en esta necesidad de
relacionarnos, es decir, no es igual para todas las personas. Lo necesitan
más las personas extrovertidas, a diferencia de lo que les sucede a las más
introvertidas.
Por lo tanto, sociales somos todos, pero la necesidad de relacionarnos en cada momento (y las reacciones y conductas individuales
derivadas) pueden diferir. Además, el contexto puede interferir, tal y como recogió
el psicólogo Elliot Aronson en su libro El animal social: introducción a la
psicología social.
Y en el caso que nos ocupa, lo ha hecho con creces, pero
esto puede tener grandes consecuencias.
Cuando socializar se vuelve agotador
Sin duda, en el último año y medio hemos vivido en un
contexto diferente al habitual. Se produjo una paralización obligada en los contactos
sociales (excepto online). En este escenario, nuestra psiquis ha pasado por distintas
fases de afrontamiento. Es posible que las personas introvertidas lo hayan
pasado algo mejor, debido a que no necesitaban relacionarse tanto.
Antes del confinamiento, el psicólogo Arnie Kozak relacionaba
el término de “resaca social” con estas personas, cuyo desgaste emocional y psicológico
era alto por el esfuerzo de relacionarse con otras personas.
Sin embargo, este término se ha popularizado después de la
pandemia debido a que, en distinta medida, la progresiva vuelta a la normalidad
hace que todos volvamos a relacionarnos, pero esta vez de una forma excesiva,
distinta a la habitual, para recuperar el supuesto tiempo perdido. Y así es
como, sin darnos cuenta, un día nos levantamos con tal malestar, como si de una
resaca se tratara. Seguramente no nos damos cuenta, pero cuando socializamos
invertimos muchos recursos cognitivos. Debemos pensar lo que decimos, lo que
hacemos, cómo nos ven, cómo nos vemos, escuchar atentamente lo que otros nos
dicen, percibir las señales no verbales en todo el entorno… Como vemos, ¡puede
ser agotador!
En realidad, “resaca social” es un término popular, no
diagnóstico, pero sí se relaciona con constructos diagnósticos. En
psicología hablamos de burnout o síndrome de estar quemado. Habitualmente se
refiere a una manifestación o respuesta al estrés crónico que suele asociarse a
entornos laborales. Sin embargo, también puede ocurrir en otros contextos si se
dan dos factores fundamentales. El primero es el agotamiento emocional, es
decir, el consumo extremo de los recursos emocionales propios. El segundo,
la despersonalización, que se manifiesta por actitudes negativas con el
entorno. Y esto es lo que ocurre cuando sentimos saturación ante la actividad social.