La elección incorrecta del par de zapatos puede producirle
una serie de problemas.
Fuente: Salud a Diario
Dolores en las rodillas y en las plantas de los pies,
acortamiento del tendón de Aquiles, lesiones, edemas y uñas encarnadas. Un
acto aparentemente banal como la compra de un nuevo par de zapatos puede
acarrear alguno de estos inconvenientes o varios de ellos. Los beneficios de un
buen calzado son muchos más de los que solemos creer. Según un artículo
publicado en el portal Better Health, un calzado adecuado:
Amortigua el pie: la suela es el componente principal
del zapato y se encarga de la amortiguación. Aunque resulte sorprendente, el
calzado no reduce la fuerza del impacto tanto como se cree, pero sí ayuda a que
esa fuerza se aplique en forma más gradual, para que el cuerpo cuente con más
tiempo para adaptarse.
Brinda soporte: el zapato debe favorecer la
alineación del pie cuando este toca el suelo.
Ofrece comodidad: el zapato debe sentirse cómodo
desde el primer uso.
Calza bien: asegúrese de que haya al menos 1 o 1,5 cm
libres en el extremo del zapato; el calzado debe ser lo suficientemente ancho y
largo para su pie, y debe sentirse ceñido pero no ajustado.
Claves para elegir el calzado correcto
En lo posible, compre su calzado deportivo en comercios
especializados. El personal podrá recomendarle qué tipo específico necesita
para la actividad o deporte que desea realizar. Además, podrán ayudarlo a
seleccionar el tamaño de zapato perfecto para su pie.
Pruebe el calzado después de hacer ejercicio o al final
del día. De esa manera podrá asegurarse de sentirse cómodo cuando el
tamaño de los pies se encuentre al máximo.
Al probarse zapatillas, use el mismo tipo de medias que
utilizará para realizar la actividad.
Con el calzado puesto, verifique que pueda mover todos
los dedos hacia adelante y hacia atrás.
Recuerde, necesita espacio para que el pie se mueva
dentro del calzado mientras camina o corre.
Debe sentirse cómodo apenas se los pone. No crea en
la idea de que con el tiempo “se amoldarán”.
Camine o corra unos pasos con el calzado puesto, para
probar si le resulta cómodo.
Asegúrese de que el zapato ofrezca buen agarre a la
altura del talón. No debe sentir que el talón resbala dentro del zapato
cuando se mueve.
Evalúe tanto el ancho como el largo. Si siente
apretada la parte delantera de la planta del pie, consulte si existe un modelo
más ancho. En esos casos, es posible que los zapatos que son medio talle más
largos pero no más anchos, no funcionen bien.
Revise el interior del zapato para ver si existen
etiquetas, costuras u otros materiales que puedan irritarle los pies.
Examine las suelas. ¿Son lo suficientemente gruesas
para proteger los pies de objetos dañinos? ¿Ofrecen un agarre adecuado? Si
fuera posible, camine tanto sobre alfombra como sobre superficies rígidas. Si
practica deporte, use un calzado diseñado especialmente para esa actividad;
existe calzado específico para tenis, golf o fútbol; para correr, para ciclismo
y para muchos otros deportes. Cada disciplina emplea diferentes diseños,
materiales y peso para proteger lo mejor posible los pies de cada deportista.
Según el artículo publicado en el portal Better Health, un buen consejo al
momento de comprar zapatos es llevar encima un dibujo del contorno de su pie.
Si el zapato es más angosto o más corto que la figura del dibujo, ni siquiera
es preciso probarlo.
Calzado para caminar o correr
Si lo que necesita es calzado para caminar, busque un
zapato liviano que absorba muy bien el impacto a la altura del talón y en
la parte delantera de la planta del pie; estas características pueden ayudarlo
a reducir el dolor en el talón y la sensación de ardor y sensibilidad en la
parte delantera de la planta del pie. Algunos prefieren que la base del calzado
sea redondeada o que permita cierto balanceo para así poder trasladar
fácilmente el peso desde el talón hacia los dedos. Si necesita calzado para
correr y prefiere un modelo de estilo tradicional, busque opciones que
ofrezcan buena absorción de impacto y buena fuerza de torsión (es decir, un
calzado que no se tuerza fácilmente). Estas características se traducen en
protección contra dolor en gemelos y talones, fracturas por estrés y otras lesiones por sobrecarga. Una alternativa es el calzado flexible y liviano o
minimalista. Estos permiten que los pies aterricen en el suelo casi como si
estuviera corriendo descalzo y solo ofrecen sujeción y protección contra
objetos dañinos que pueda haber en el suelo. Algunos están diseñados para
facilitar la transición entre correr en el formato talón-punta y correr según
el estilo barefoot o punta-planta-talón (donde la parte media o delantera del
pie es la que impacta primero en el suelo).