Nos empeñamos en disimular esas marcas violetas debajo de los ojos, sin darnos cuenta de que, a veces, empeoramos la situación.
Por Karen Barg / @karen.barg
1. NO HIDRATAR LA ZONA ANTES DE APLICAR EL CORRECTOR
Si no hidratamos bien la zona antes, es probable que cuando
apliquemos el corrector la piel lo absorba y dure muy poco tiempo. Así que:
siempre coloque primero un producto especial para el contorno de ojos, en poca
cantidad y no muy cerca de ellos, ya que si entra, puede arder bastante.
2. APLICAR CORRECTOR EN EXCESO
Si aplicamos mucha cantidad, no será posible esfumarlo
solo en la zona por tapar, sino que terminaremos haciéndolo en toda la cara
y quedará una cantidad muy pastosa debajo del ojo. Para evitarlo,
aplique primero poca cantidad. Vaya agregando el producto de a poco, a medida
que sea necesario. Tenga en cuenta que siempre es más fácil agregar producto si
falta, que quitar o retirar si sobra.
3. APLICAR CORRECTOR DE FORMA INCORRECTA
La forma correcta de usarlo es dando pequeños toques
lentamente. Sin embargo, muchas personas colocan el corrector y luego lo
esparcen hacia fuera, del lagrimal hacia la parte exterior de la ojera. Así, aplican
menos cantidad de la que se necesita y de forma muy superficial, y al cabo
de unas horas, el corrector ¡ya no existe más! Entonces, en vez de ir
corriéndolo o esparciéndolo hacia afuera, hágalo con toquecitos suaves, para
que dure más tiempo y quede más prolijo y esfumado sobre la piel.
4. NO APLICAR SELLADOR ENCIMA DEL CORRECTOR
Una vez aplicado, el corrector debe ser sellado con polvo.
¿Cómo? Cargue poca cantidad de polvo en la brocha, descargue en el puño
(para que el exceso de polvo no quede concentrado en las arruguitas y esto haga
que se noten aún más) y luego aplique sobre la ojera que ya tiene el
corrector, para que este dure más tiempo.
5. ELEGIR EL COLOR O TONO EQUIVOCADO DE CORRECTOR
No importa si es más oscuro o más claro, si no elige el
color o tono correcto, siempre quedará mal. Si opta por un tono más oscuro, la
ojera se notará aún más. Si utiliza un tono más claro, entonces la zona
quedará más iluminada y llamará mucho más la atención y se volverá más
evidente (el efecto contrario al que buscamos). Entonces, hay que elegir el tono
que empate con el color de nuestra piel, que empareje el tono de la ojera con
la parte superior del pómulo, para que la ojera se note lo menos posible.
Quienes tengan pocas ojeras deben elegir un corrector cuyo color sea lo más parecido posible a la piel del rostro y deben aplicarlo de
abajo hacia arriba, empezando por el borde inferior de la ojera (donde uno ve
que termina), ya que es ahí donde se concentra la mayor coloración.