Una forma fácil de contar siempre con hierbas para la cocina
es tener la propia huerta de hierbas en su casa. No se pierda estos consejos
para plantar, cuidar y cultivar sus propias hierbas aromáticas.
Redondas, cuadradas o rectangulares, pequeñas o altas, con
lados rectos o estrechos: cualquier contenedor es ideal para cultivar hierbas, pues permite que crezcan bien las raíces y se desplieguen el
follaje y las flores. Varios tamaños del mismo diseño dan uniformidad a una
zona.
Aunque se vean atractivos, las urnas y los “frascos para
aceite” tienen el cuello estrecho, lo cual hace sumamente difícil sacar las
plantas sin dañarlas. También puede toparse con muchas raíces y poco follaje.
Si le gustan las macetas en forma de campana, la mejor forma es la
cilíndrica, pues en las que se estrechan no hay suficiente espacio para las
raíces.
Las macetas largas y angostas son perfectas para zonas
formales o reducidas. Acompáñelas con una maceta cuadrada de un material
parecido para crear un ángulo adecuado, y luego añada una maceta redonda para
crear un punto de diferencia.
Materiales para macetas con hierbas
El tipo de material de la maceta también afecta tanto
la apariencia como la transportabilidad de un herbario. Las de barro
son populares entre los jardineros: son prácticas, accesibles y lucen mucho en
la mayoría de los casos. Las de piedra caliza y cemento, con su color pálido,
también son populares, y vale la pena explorar materiales alternativos, como el
plástico.
La nueva generación de materiales “plásticos” ofrece una variedad
de opciones prácticas y atractivas. El polietileno y la fibra de vidrio
son los más comunes, ya que son durables, ligeros, a prueba de agua, y están
disponibles en una amplia variedad de colores. También pueden ser resistentes a
las heladas, a los rayos UV y a los raspones. Y como estos materiales no son
porosos, retienen la humedad por más tiempo que el cemento o el barro.
Experimente con macetas originales: viejos coladores
y canastas de mimbre. Si la maceta que eligió no tiene orificios para drenado
(muchas macetas están diseñadas para uso interior), haga unos cuantos en la
base con ayuda de un taladro.
Mezcla de tierra para macetas
Uno de los elementos más importantes para un buen cultivo de
hierbas es el suelo (o mezcla de tierra) adecuado. La mezcla para
macetas es mejor que la tierra de jardín, pues está diseñada especialmente para
un recipiente y aporta el equilibrio justo entre la retención y el drenado
de agua. En un vivero encontrará varias mezclas orgánicas
específicas para distintos casos, como las macetas colgantes. Los mejores
productos tienen una marca que indica que la mezcla contiene ingredientes
adicionales, como un agente hidratante para evitar que se seque muy rápido,
vermiculita para mantener ligera la mezcla, y un fertilizante de
liberación gradual que alimenta las raíces poco a poco. Vale la pena invertir
en una mezcla de buena calidad, pues con el tiempo tendrá plantas más
saludables y felices.
Consejos de alimentación para las plantas
Hay muchos fertilizantes en el mercado. Uno bueno,
adecuado para la mayoría de las plantas, es el “balanceado” o “multiusos”: contiene
todos los nutrientes necesarios para unas raíces, flores y hojas fuertes y
saludables, así como para ayudar a las hierbas a convertirse en plantas
resistentes y vigorosas. Un fertilizante soluble es ideal para hierbas
en macetas y plántulas que necesitan una fertilización constante para florecer.
Siga las instrucciones. Si nota que aparecen depósitos blancos de “sal”
(residuos de fertilizante) en el exterior de las macetas de barro, puede
limpiarlas fácilmente con agua.
Riego de macetas con hierbas
Aunque a la mayoría de las hierbas les gusta estar
humedecidas, también necesitan secarse entre riegos, para que las raíces
no estén constantemente mojadas. Una buena mezcla para macetas ofrece un
buen drenado, y los orificios en la base de las macetas permiten escapar
la humedad excesiva. Compre una regadera colorida fácil de guardar, llenar y
transportar. Manténgala lejos del sol directo.