Aprenda el arte de las conservas y hágalo en su casa, de la mano de la reconocida chef Narda Lepes. Una manera sencilla de ahorrar.
Hace tantísimos años y debido a la necesidad de alimentos en las épocas de escasez, el hombre aprendió a conservarlos. El hombre y, no hace tanto, también Narda Lepes.
Cocinera hasta la médula, Narda defiende las conservas tal como un jugador veterano cuando se calza la camiseta del club de sus amores. Sabe que un frasco en su alacena puede salvarla en situaciones gastronómicas imprevistas y por eso asegura que su heladera está llena de ellos: “También son muy útiles cuando hay que cocinar todos los días: hiciste un arroz blanco, sacaste unos alcauciles de un frasco, una porción de pollo, jugo de limón y ya armaste algo. Con conservas en la alacena podemos ‘estirar’ cualquier plato”.
Es que, definitivamente, nada puede salir mal de una cocinera que se dedicó a cocinar porque, por sobre todas las cosas, lo que le gusta es comer. Comer y pasarla bien, tal el nombre de la empresa que dirige. Son pocos los que se animan a decirlo. Imposible pedirle más claridad.
¿Sabías que la conservación es la mejor forma de consumir un mismo producto todo el año?
Ahora bien, ¿qué conviene conservar y qué no?
En principio, todo lo que sea fruta y vegetales es perfectamente conservable. ¿Cómo? Hay varios métodos: con azúcar, con vinagre, con aceite, confitados, en almíbar, secada al sol, ahumados, en salmuera, como mermeladas, en escabeches. Hay una técnica para conservar cada alimento. “Si se quiere hacer una mermelada, se usa azúcar; para un escabeche, vinagre y luego aceite; si se quiere confitar, sólo aceite”, ejemplifica Lepes.
“Una vez que se cerró el frasco, hay que introducirlo en una cacerola a baño María. Es fundamental que no se moje la tapa, ya que no tiene que entrar nada de agua. Hay que esperar que se caliente su contenido, que el agua hierva a fuego muy bajo durante algunos minutos, y después, directo al guardado.”