Se siguen descubriendo nuevos beneficios de los pescados
azules y las sardinas. En este caso, sus beneficios para prevenir la diabetes.
Fuente: Salud a Diario
Los beneficios para la salud de las sardinas y el pescado azul son ampliamente conocidos: sus altos niveles de grasas insaturadas ayudan
a regular los niveles de colesterol y previenen la aparición de enfermedades
cardiovasculares. Sin embargo, sus beneficios no terminan ahí. Un estudio
liderado por Diana Díaz Rizzolo, profesora e investigadora de la Facultad de
Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y del
Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), ha
descubierto que el consumo regular de sardinas ayuda a prevenir la aparición de diabetes tipo 2. Los nutrientes que se encuentran en altas cantidades en las
sardinas —como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D— ayudan a
proteger frente a esta enfermedad que, según el estudio Di @ bet.es del
CIBERDEM, afecta, por ejemplo, a alrededor del 14 % de la población española
mayor de 18 años. “Las sardinas no solo tienen un precio razonable y son fáciles
de encontrar, sino que son seguras y ayudan a prevenir la aparición de la
diabetes de tipo 2. Este es un gran descubrimiento científico. Es fácil
recomendar este alimento durante los chequeos médicos, y ampliamente aceptado
por la población”, explica Diana Díaz Rizzolo.
Dos latas de sardinas a la semana, y adiós diabetes
El estudio reclutó a 152 pacientes de 65 años o más
diagnosticados con prediabetes (niveles de glucosa en sangre entre 100-124 mg /
dl) de tres centros de atención primaria diferentes. Todos estos pacientes
fueron sometidos a un programa nutricional que buscaba reducir el riesgo de que
desarrollaran la enfermedad, pero solo el grupo de intervención agregó 200
gramos de sardinas a su dieta cada semana (dos latas de sardinas en aceite de oliva).
Para facilitar este consumo, y gracias a la Fundación Alicia, estos
participantes del estudio recibieron una lista de recetas que incluían sardinas
en conserva. Se recomendó a los participantes que comieran la sardina
entera, sin quitar las espinas, ya que son particularmente ricas en calcio y
vitamina D. Del grupo que no incluyó sardinas en su dieta, el 27 % de los
miembros tenían un alto riesgo de padecer diabetes (medido a través del
cuestionario FINDRISC). Después de un año, el 22 % se encontraba en la misma
categoría. Del grupo que incluyó sardinas en su dieta, el 37 % de los miembros
tenían un alto riesgo de padecer diabetes al comienzo del estudio. Después de
un año, solo el 8% seguía teniendo un riesgo muy alto. También se observaron
mejorías en otros parámetros bioquímicos importantes, como un índice de
resistencia a la insulina reducido (HOMA-IR), un aumento del colesterol “bueno”
(HDL), un aumento de las hormonas que aceleran la descomposición de la glucosa
(adiponectina) y una disminución de los triglicéridos y la presión arterial,
entre otros. El estudio se llevó a cabo en participantes de 65 años o más
porque la incidencia de diabetes es mucho mayor en las personas mayores que en
la población joven: “A medida que envejecemos, las dietas restrictivas (en
términos de calorías o grupos de alimentos) pueden ayudar a prevenir la
aparición de diabetes. Sin embargo, la relación costo-beneficio no siempre es
positiva, como encontramos en otros estudios”, afirmó el doctor Rizzolo.
“Sin embargo, los resultados nos llevan a creer que podríamos obtener un efecto
preventivo igualmente significativo en la población más joven”.
Alimentos, no suplementos para prevenir la diabetes
El hecho de que alimentos como las sardinas, que son
ricas en taurina, omega 3, calcio y vitamina D, tengan un claro efecto
protector contra la aparición de diabetes no significa que tomar estos
suplementos de forma aislada tenga el mismo efecto: “Los nutrientes pueden
jugar un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de muchas
patologías diferentes, pero su efecto suele estar provocado por la sinergia que
existe entre ellos y los alimentos que los contienen. Por lo tanto, las
sardinas tendrán un elemento protector porque son ricas en los nutrientes antes
mencionados, mientras que los nutrientes tomados de forma aislada en forma de
suplementos no funcionarán en la misma medida”, afirma Díaz Rizzolo. Los
investigadores han comenzado a estudiar el efecto de las sardinas en la
microbiota intestinal (los microorganismos que viven en nuestro sistema
digestivo) en una segunda fase del estudio, “ya que esta afecta la
regulación de muchos procesos biológicos, y necesitamos entender si han tenido
un papel en este efecto protector contra la diabetes 2”, añade la experta.
También han iniciado estudios sobre la modulación de la expresión de ciertos
genes relacionados con la inflamación, que podrían desempeñar un papel en la
aparición de la diabetes tipo 2 y varias otras enfermedades. De manera que, a
disfrutar de una ensalada con sardinas.