El agua es un ámbito excelente para hacer ejercicio si
padece diabetes.
Si tiene sobrepeso, problemas de equilibrio o en las
articulaciones, dolor en los pies por daño nervioso o alguna otra limitación
física —todas ellas comunes entre las personas diabéticas—, la piscina
es un excelente lugar para estar activo. Como el peso se “reduce” 90 por
ciento en el agua, nadar da a las personas con sobrepeso la flotabilidad
necesaria para realizar sesiones de aeróbicos en agua y mover el cuerpo en
formas que no podrían de otro modo.
Cuáles son las mejores actividades en el agua
Nadar es un excelente ejercicio aeróbico, y tiene un
beneficio adicional a la caminata: ejercita tanto la parte superior como la
inferior del cuerpo.
Salpique en clase. Una clase de aeróbicos en agua
puede ser la mejor manera de hacer un ejercicio completo en la piscina (y ni
siquiera hace falta saber nadar). Si hay música rítmica y usted está acompañado
de un agradable grupo de personas, hasta puede sentir como si estuviera en una
fiesta. Si le gustan las competencias, la piscina a la que acude puede tener
un equipo de voleibol recreativo, así que llame y pregunte.
Patalee con una tabla. Su flotabilidad en el agua protege las articulaciones del impacto, pero si necesita ayuda puede usar
una tabla para nadar. También son útiles si no confía mucho en sus habilidades
acuáticas o si quiere una ayuda adicional para mantenerse a flote. Las personas
que sólo quieren ejercitar las piernas pueden tomar una tabla por los
extremos e impulsarse en el agua con la potencia de sus piernas.
Nade 30 minutos. Nade la distancia de toda la piscina
(25 metros es lo habitual), y luego descanse 30 segundos. Si esto no es un reto
para usted, alterne nadar 5 minutos y descansar uno. Cada vez que visite la
piscina, aumente la distancia que nada, descansando lo necesario, hasta
alcanzar 30 minutos de nado total en cada sesión. Para mejorar su condición
aeróbica de manera continua, nade tres veces por semana. Si no ve bien, pida
que pongan carriles. Muchas piscinas apartan un tiempo especial para nadar en
carriles, durante el cual no se permite la natación recreativa. Tener un carril
propio reduce la probabilidad de chocar contra alguien que no vea venir.
Proteja sus heridas en el agua. No es buena idea
nadar con una herida abierta, pues esto aumenta el riesgo de contraer una
infección. En vez de evitar el ejercicio acuático cuando tenga una herida o
llaga, pregúntele al médico si una venda a prueba de agua u otra barrera
cutánea es apropiada para su condición. Cerciórese de que el salvavidas o el
administrador de la piscina autoricen el uso de la venda antes de entrar al
agua.
Esté muy atento a los síntomas de azúcar baja en la
sangre. Cuando está dentro de una alberca puede resultar más difícil
saber si está sudando o si se siente débil, así que sálgase en cuanto sospeche
que hay algún problema. Obtenga autorización para tener comida cerca de la
alberca. Si su nivel de azúcar desciende mientras usted está en el agua, tal
vez no tenga tiempo de salir y llegar a los vestidores para tomar un
refrigerio. Mientras nada, tenga a la orilla de la alberca una bolsa de
plástico sellada con un tentempié alto en carbohidratos. Si las reglas de la
alberca no permiten tener comida cerca del agua, hable con el encargado o su
instructor de aeróbicos acuáticos y explíquele sus necesidades; lo más seguro
es que hagan una excepción o que al menos le permitan tener sus pastillas o
cápsulas de glucosa a la mano.
Mantenga fresca su bomba de insulina en la orilla. Si
está en la playa o en una alberca al aire libre en un día caluroso y desea
desconectar su bomba de insulina y nadar, mantenga fresca la bomba para que la
insulina no se deteriore. Coloque la bomba en una bolsa de plástico
resellable, envuélvala en una toalla y póngala en una hielera. Otra
alternativa es hablar con el fabricante de su bomba para ver si cuenta con
alguna bolsa protectora especial a prueba de agua.