Yoga Yoga

Las prácticas de mente y cuerpo, como el yoga y la meditación, son herramientas cada vez más populares para promover la salud y combatir enfermedades. 

Aproximadamente, el 66 % de los estadounidenses con diabetes de tipo 2 utilizan las llamadas prácticas de cuerpo y mente, y muchos lo hacen porque creen que ayudan a controlar el azúcar en la sangre. Sin embargo, hasta ahora nunca se había cuantificado rigurosamente si estas prácticas podían reducir los niveles de glucosa en sangre. La buena noticia es que, según una nueva investigación realizada por un equipo de la Escuela de Medicina Keck de la University of Southern California (publicada recientemente en el Journal of Integrative and Complementary Medicine) algunas prácticas de mente y cuerpo pueden ser casi tan efectivas como los medicamentos comúnmente recetados para reducir los niveles de glucosa en sangre en personas con diabetes de tipo 2.

Impacto poderoso del yoga y la meditación

“El hallazgo más sorprendente fue la magnitud del beneficio que brindan estas prácticas”, dice Fatimata Sanogo, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Población y la Salud Pública y autora principal del estudio. “Esperábamos que hubiera un beneficio, pero nunca anticipamos que sería tan grande”. Resulta que todas las prácticas logran reducciones significativas en los niveles de azúcar en la sangre. El equipo analizó datos de ensayos controlados aleatorios realizados en todo el mundo entre 1993 y 2022. Encontraron 28 ensayos en los que personas con diabetes de tipo 2 comenzaron una práctica de mente y cuerpo, además de recibir medicación, y compararon sus resultados con personas que solo recibieron medicación para reducir sus niveles de azúcar en la sangre. Este estudio, el primero en analizar una variedad de prácticas de mente y cuerpo que incluyen meditación, qigong, yoga y reducción del estrés basada en la atención plena (mindfulness) y su efecto en los niveles de glucosa en sangre, reveló que todas las prácticas de mente y cuerpo condujeron a reducciones significativas en los niveles de azúcar en sangre. En otro avance, el consumo de grasas saludables de la dieta mediterránea ayudaría a prevenir la aparición de la neuropatía diabética. El yoga, la modalidad más estudiada, proporcionó el mayor beneficio, aproximadamente una reducción del 1 % en la hemoglobina A1c. Los autores señalaron que una reducción del 1 % es particularmente notable porque la metformina, el fármaco para la diabetes más recetado, reduce la hemoglobina A1c en personas con diabetes de tipo 2 en un 1,1 % en promedio. 

Una nueva herramienta contra la diabetes

La investigación sugiere, entonces, que las prácticas de mente y cuerpo podrían usarse como un tratamiento no farmacológico complementario para personas con diabetes de tipo 2, y posiblemente también como una medida preventiva. Se necesitan nuevos métodos efectivos para mantener bajo control la diabetes de tipo 2, ya que solo alrededor de la mitad de las personas con diabetes de tipo 2 logran reducir sus niveles de azúcar en la sangre al nivel objetivo de 7 % de hemoglobina A1c. Los estudios provinieron de diferentes países, lo que sugiere además que las prácticas de mente y cuerpo podrían beneficiar a las personas con diabetes de tipo 2 en todo el mundo. “Esta podría ser una herramienta importante para muchas personas porque la diabetes de tipo 2 es un problema de salud crónico importante y no estamos haciendo un trabajo lo suficientemente bueno para controlarlo”, dice Sanogo. “Aunque este estudio no lo aborda como una medida preventiva, sí sugiere que podría ayudar a las personas prediabéticas a reducir su riesgo de diabetes de tipo 2 en el futuro”.

Neuropatía diabética

En lo que representa otro avance esperanzador, los científicos continúan buscando factores que hacen que los pacientes desarrollen neuropatía diabética, para identificar formas de reducir el riesgo de síntomas dañinos. En esa línea, un estudio de Michigan Medicine encontró que múltiples biomarcadores de lípidos (una forma de las grasas) están relacionados con el desarrollo de neuropatía en pacientes con diabetes de tipo 2. Los investigadores examinaron muestras de suero de casi 70 miembros de la comunidad aborigen del río Gila con diabetes de tipo 2, a quienes se les hizo una prueba de neuropatía 10 años después. Analizaron 435 especies diferentes de lípidos (moléculas orgánicas compuestas por grasas y aceites). Los resultados publicados en Annals of Clinical and Translational Neurology revelan que los participantes con puntuaciones altas de neuropatía diabética tenían cambios en los lípidos que reflejaban un metabolismo energético deteriorado. “Tenemos el potencial de probar estos biomarcadores de lípidos en pacientes con diabetes de tipo 2 para identificar a aquellos con el mayor riesgo de desarrollar neuropatía periférica y facilitar un manejo más enfocado de esos pacientes”, afirma la autora principal, la Dra. Eva L. Feldman, directora de NeuroNetwork for Emerging Therapies en Michigan Medicine. Los investigadores encontraron un patrón en los perfiles de lípidos en sangre 10 años antes de que una persona desarrollara neuropatía que mostraba una disfunción en un mecanismo que convierte los lípidos en fuentes de energía nerviosa, los que, al deteriorarse, llevan a que los nervios, hambrientos de energía, sufran daño, lo que lleva a la neuropatía. “A medida que aprendamos más sobre la relación entre las especies de lípidos séricos y la neuropatía, se abrirá la posibilidad de un tratamiento terapéutico dirigido, tanto con medicamentos como con intervenciones en el estilo de vida”, dice Feldman. “Nuestros hallazgos respaldan el concepto de que las grasas saludables no saturadas son una mejor fuente de energía para los nervios que las grasas altamente saturadas. Recomendamos enfáticamente una dieta de tipo mediterráneo para mantener un sistema nervioso saludable”. Feldman también aboga por el ejercicio, que aumenta la eficiencia en los mecanismos que generan la energía para los nervios. Por eso, “participar en una dieta saludable y un programa de ejercicio es la clave para prevenir la neuropatía”, concluyó. 

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