Dolor de espalda Dolor de espalda

Una de las principales causas de discapacidad, el dolor de espalda debe tratarse antes de que sea tarde.

Fuente: Salud a Diario

Según la OMS los trastornos músculo-esqueléticos son la principal causa de discapacidad en todo el mundo, y de ellos el dolor de espalda, el más frecuente. Estos trastornos limitan en forma importante la movilidad y la destreza provocando jubilaciones anticipadas, menores niveles de bienestar, una menor capacidad de participación social y un deterioro significativo de la salud mental y de las capacidades funcionales. Se estima que cerca de un 80 % de las personas a nivel mundial sufrirá en algún momento de su vida de dolor lumbar, y solo en las Américas más de 74 millones de personas lo sufren actualmente. Para entender de qué manera cuidar nuestra espalda y conocer las medidas que podemos tomar para ello, conversamos con el Dr. Javier Lecaros, traumatólogo especialista en columna (www.caresalud.cl).

Cuatro zonas en la espalda

En general, la columna se divide en cuatro zonas: la más alta, y que se relaciona directamente con la cabeza es la zona cervical, luego viene la zona dorsal que se relaciona con la caja torácica, la zona lumbar, que se ubica en la cara posterior de la zona abdominal y es donde se presentan la mayoría de las afecciones y, finalmente, el sacro y coxis que se relaciona con los huesos de la pelvis (ilíacos) y el piso pélvico. “La presencia de dolor en estas zonas suelen llamarse cervicalgia, dorsalgia, lumbago, sacroileitis y coccigodinia, respectivamente”, explica el Dr. Lecaros. Y agrega que “otra afección común es el dolor radicular, que ocurre cuando por alguna razón se comprime una raíz nerviosa al emerger o en el recorrido de ella”. Generalmente esta afección se conoce como ciática aunque “muchas veces este término se mal utiliza para cualquier dolor de espalda. La causa más común para que esto ocurra es la presencia de una hernia del núcleo pulpos (HNP) que proviene del DIV o una pérdida importante del espacio de separación de los agujeros de conjunción de las vértebras generando una compresión directa sobre la raíz (estenosis foraminal)”. En ambos casos, el paciente puede experimentar dolor irradiado hacia las extremidades o “radiculitis”, incluso hasta los dedos; y esto “además puede ir acompañado de pérdida de fuerza y sensibilidad asociados, donde ya hablamos de ´radiculopatía ´”. Para el profesional, “si hablamos del lumbago, que es lo más frecuente de ver en la consulta, la etiología o causa se puede clasificar en dos grandes grupos: mecánico y no mecánico, siendo el primero el responsable de un 97 % de las afecciones”. Dentro del lumbago de tipo mecánico, “un 85 % son de origen inespecífico, destacando el de origen musculoesquelético (70 %), enfermedad degenerativa discal o facetaria (10 %) y fracturas osteoporóticas (4 %), yendo estas últimas en aumento por la mayor longevidad en nuestra población. Otro 7-10 % de los dolores mecánicos se irradian hacia las piernas, teniendo como principales causas una HNP (4 %) y una raquiestenosis (3 %)”. Para entender cómo, por lo general, somos nosotros mismos los que provocamos el inicio de estos malestares, indica que “es clave entender que para movernos (o mantener una postura) en la columna convergen una serie de fuerzas dinámicas y estabilizadoras y que un desequilibrio en ellas puede generar exceso de compresión de las estructuras, aparición de dolor y pérdida de la estabilidad”. Por otra vía van los dolores no mecánicos (3 %), “en los cuales se debe estudiar causas de neoplasia, infección, enfermedades inflamatorias y patología visceral”. 

Síntomas del dolor de espalda

Los síntomas que nos pueden orientar a un mayor estudio y derivación a un subespecialista de columna son: antecedentes de traumatismo, fiebre, baja de peso, sudoración nocturna, dolor que se exacerba en reposo y mejora con el ejercicio, compromiso neurológico, entre otros.

Cuestión de postura

Generalmente, el origen de los síntomas es multifactorial, “pero en general los factores de riesgo asociados tienen que ver con la ausencia de actividad física regular y hábitos sedentarios. Otros factores importantes pueden ser la presencia de osteoporosis, sobrepeso, levantar objetos pesados de forma inadecuada, cuadros depresivos y estrés en general. Nuestra columna está hecha para (y necesita) moverse con regularidad “por lo que nuestros estilos de vida asociados a estar en una misma postura, por ejemplo, sentados frente a un computador o estar todo el día de pie, aparecen como un desencadenante primario”, dice. Y enfatiza que, “la recomendación general que les damos a nuestros pacientes es que, si deben sostener una misma postura la gran mayoría del día, pongan alarmas cada una hora y vayan cambiando de posición, idealmente se paren, caminen un poco, muevan sus articulaciones y luego retomen su actividad”. Otra recomendación es cumplir con las horas de recomendación de la OMS respecto a la práctica de actividad física regular la que debe ser entre 150 a 300 min/semana de actividad física moderada o 75 a 150 min/semana de actividad física vigorosa además del entrenamiento de fuerza de grandes grupos musculares, al menos dos veces por semana. Ante la aparición del dolor de espalda, “es importante a considerar es la altura del computador; que la pantalla esté a la altura de nuestros ojos, que los codos tengan soporte y que la silla tenga un respaldo en la zona lumbar (de lo contrario poner un cojín)”, dice. Estas recomendaciones básicas evitarán que nos “derrumbemos” en la silla y disminuya la probabilidad de experimentar dolor sobre todo en la zona cervical y lumbar. “Además –agrega– hay que tener “mucho cuidado con el uso del celular y la postura sostenida que utilizamos al realizarlo, y también usar un colchón y almohada adecuados en la cama. Las señales de alerta suelen estar a la vista, por eso resulta fundamental poner atención en nuestros hábitos y síntomas del día a día. 

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