Esta dolencia, que afecta a personas de toda edad, se
produce por ciertas acciones que llevamos a cabo.
¿Por qué el dolor de espalda es uno de los problemas médicos
más frecuentes del mundo? Podría deberse al hecho de que las criaturas
(humanas o no) simplemente no fueron diseñadas para caminar erguidas. Esta
interesante idea proviene del análisis de la columna vertebral de un ancestro
de los humanos y monos, de 21 millones de años de edad. Resulta que el
cambio evolutivo en la columna vertebral que nos permitió caminar erguidos
también hace que sea más fácil que las vértebras (los huesos que contienen
la médula espinal) se compriman y aplasten los discos blandos que hay entre
ellas. Aunque no es posible volver atrás la evolución, podemos protegernos
de los efectos de esta falla de diseño. Algo de hielo, algo de calor y unos días
de reposo dan por terminado el problema. Existen muchas maneras naturales de
aliviar el dolor cuando se manifiesta, y antes que nada, de evitar que
aparezca.
Alivio del dolor: hielo primero, calor después
El hielo es altamente recomendable para aliviar el
padecimiento, ya que bloquea transitoriamente las manifestaciones del dolor y
reduce la hinchazón. Aplique localmente compresas de hielo envueltas en una
toalla, varias veces al día, durante 20 minutos. Durante los primeros días de
tratamiento casero repita esto tantas veces como sea necesario. Más adelante,
también podrá repetirlo si lo necesita después de hacer ejercicios o de
cualquier otra actividad física. Después de unas 48 horas, pase a calor
húmedo para estimular el flujo sanguíneo y reducir los espasmos dolorosos.
Moje una toalla en agua bien caliente, escúrrala bien, luego aplánela y
pliéguela. Acuéstese boca abajo con almohadas bajo las caderas y tobillos.
Aplique la toalla húmeda sobre la zona dolorida; cúbrala con una envoltura
plástica y coloque una almohadilla térmica tibia (no caliente) encima.
Permanezca así durante 20 minutos. Este procedimiento puede repetirse de tres a
cuatro veces al día, durante varios días.
Masajes paliativos
Hágase masajear la zona dolorida por algún compañero o
amigo. Si desea utilizar una crema o ungüento de venta libre, tenga en
cuenta que estas cremas de uso externo pueden causar irritación cutánea luego
de algunas aplicaciones. Como complemento a un sencillo masaje de espalda, introduzca
algunas pelotas de tenis en una media larga, asegure el extremo con un nudo y
hágalas rotar hacia arriba y abajo por la espalda. Recurra a un linimento.
Elija cremas que contengan salicilato de metilo, dietilamina o glicol. Todas
ellas son similares y tienen propiedades analgésicas. Tenga la precaución de no
usar linimentos junto con la almohadilla térmica o las compresas calientes. Estas cremas, conocidas como contrairritantes,
estimulan las terminaciones nerviosas de la piel y alivian parcialmente el
dolor profundo. Al aplicar estas cremas ejerciendo cierta presión con las
manos (a modo de automasaje) el beneficio que se obtiene es doble. Asimismo, se
puede probar con un gel antiinflamatorio no esteroideo. Estos tratamientos
localizados penetran la piel y reducen la inflamación de los tejidos profundos.
Evite la rigidez con aceite de menta.
Masajear la espalda dolorida
con esta mixtura estimula la circulación y acelera la cura. Mezcle diez gotas de aceite esencial de menta con 30 ml
de aceite de almendras en una botella. Agite bien antes de aplicar y masajee la
zona afectada dos veces por día. El médico puede ser de la idea de recetar una
crema que contenga capsicina (el componente activo de los pimientos picantes).
Aplicada sobre la piel, la capsicina “vacía” las terminaciones nerviosas de un
neurotransmisor conocido como sustancia P, indispensable, según los
investigadores, para transmitir las sensaciones dolorosas al cerebro. Cuanta
menos sustancia P haya en circulación, menor será el dolor. El efecto puede
llegar a sentirse en algunas semanas. De todos modos, debe dejar de usarla si
percibe irritación de la piel.