Los métodos de ejercicio que dan
fuerza al torso son fundamentales para tener una buena postura y evitar el
dolor.
El método Pilates es un
ejemplo excelente de un entrenamiento diseñado para estabilizar la zona central del cuerpo, lo que, a su vez, favorece la función de la espalda. El concepto más importante que hay que incorporar al
practicar Pilates es el de contracción y ahuecamiento abdominal (scooping). El
método Pilates reside esencialmente en fortalecer y controlar el torso, en
particular, la banda lateral de los músculos abdominales transversos. Estos músculos
rodean la cintura de adelante hacia atrás y, cuando se tensan, traccionan los
músculos de la pared abdominal hacia la columna. La acción de contraer y
ahuecar el abdomen atrae los músculos de la pared abdominal hacia la espalda.
Durante este proceso se debe cuidar que el cuerpo no se incline hacia adelante
ni sobresalgan las caderas. Para practicarlo bien, debe pensarse en “ombligo a
la espalda” y visualizar el ombligo llevado en línea recta hacia la columna.
Practique esta sencilla técnica en cualquier lugar para mejorar la postura y la
respiración, tonificar la panza y fortalecer la zona central del cuerpo. Esto
servirá también para estabilizar la espalda (especialmente, la zona inferior),
aplacar el dolor y minimizar el peligro de lesiones.