Un reconocido oftalmólogo revela el daño que produce la luz
solar en la vista.
Fuente: Salud a Diario
La luz solar resulta primordial para la vida. Sin embargo,la exposición sin control ni protección produce efectos dañinos, mediados principalmente por la presencia de los rayos ultravioleta (UV). El riesgo
para los ojos y la visión está determinado por la cantidad de horas de
exposición a la luz UV, la época del año y la hora en la cual esta exposición
ocurre. También por la presencia de superficies que actúan como
“multiplicadores de efecto”, como lo son, por ejemplo, la arena, el agua y la
nieve.
Qué daños provocan los rayos UV en los ojos
La luz UV puede generar daño en la piel palpebral, en la
conjuntiva, en la córnea, en el cristalino y en la retina. En la piel
palpebral (de los párpados) los efectos son los mismos que se pueden generar en
la piel expuesta de otras partes del cuerpo, considerando además que es la más
fina del cuerpo. En la conjuntiva, la exposición, especialmente la que se da
en relación a otros agentes irritantes como el polvo, puede producir una
degeneración del tejido conocida como pinguécula o pterigion, una lesión de
tipo reactiva y que genera, además de molestias de tipo cosméticas, la
aparición de cuadros de tipo inflamatorio e irritativo que, en algunos casos,
puede comprometer la visión y requerir de cirugías para resecar la lesión. En
la córnea, la luz UV puede generar un efecto tóxico que se traduce en la
pérdida de células superficiales del epitelio corneal, que deja muy expuestas
las terminaciones nerviosas, generando un intenso dolor. Esto es conocido
como queratitis actínica y es frecuente en exposiciones a gran altura en
superficies nevadas que concentran los rayos UV (“ceguera por nieve” es su
nombre vulgar). La pérdida de células epiteliales deja además desprotegida la
córnea ante infecciones. Hay estudios que muestran una correlación entre la
aparición de cataratas en áreas de mayor exposición solar o en territorios con
mayor cantidad de días-luz, como ocurre especialmente en India. En este mismo
sentido, hay correlación entre la aparición de degeneración macular relacionada
con la edad (DMRE) entre pacientes con mayor grado de exposición solar.
Protección contra el sol
Normalmente, la naturaleza nos ha entregado mecanismos de
protección para la luz UV, tales como la posición que ocupan los ojos, las
pestañas, cejas y la capacidad de filtración y retención de estos rayos que
posee el cristalino. Hay información disponible de que con los años el
cristalino iría cambiando de coloración hacia una de tonalidad amarillenta, en
pacientes mayores, a fin de mejorar su capacidad de absorción de luz UV o de la
franja azul del espectro lumínico, la cual -según algunos reportes- también
podría ser dañina. Estos mecanismos propios de la evolución resultan
insuficientes para exposiciones prolongadas o frente a situaciones ambientales
especialmente adversas.