Las técnicas para manejar el dolor crónico van en aumento y
ayudan a los pacientes.
En el Hospital Infantil de Alberta, un equipo de expertos
entre los que se encuentran el médico clínico Nivez Rasic y la psicóloga
clínica Melanie Noel, está utilizando un enfoque innovador para ayudar a
pacientes como Katya Dittrich en el manejo de dolores crónicos severos. En
su programa intensivo de seis semanas de duración, la clave para vivir una
vida funcional se encuentra en el cerebro.
El tratamiento del dolor crónico
Nivez Rasic: “Vemos pacientes jóvenes que no solo padecen
dolores severos sino discapacidades derivadas de dicho dolor; tienen problemas
para funcionar normalmente. Siguen tratamientos diarios de fisioterapia para
intentar mejorar el funcionamiento de sus cuerpos, reciben asesoramiento
psicológico diario y participan de sesiones grupales en las que se tratan
diferentes aspectos relacionados con el dolor, como ansiedad, sueño y temor.
Tiene una extensión de siete horas por día, cinco días a la semana. “Algunos de
estos pacientes han padecido dolor durante tanto tiempo que ya muestran una alteración
en la percepción del dolor. Sus cerebros deben acostumbrarse al hecho de
que cuando hacen ejercicio, ya sea andar en bicicleta, caminar en la cinta o
jugar al fútbol, lo que están sintiendo son sensaciones normales vinculadas con
la actividad física, no dolor”.
Cambiar la percepción del dolor
Melanie Noel: “Nos damos cuenta de que los pacientes
mejoran cuando pueden ir a la escuela o pasar tiempo con amigos, y ahora
contamos con datos fascinantes de imágenes neuronales que así lo muestran. Se
puede ver que efectivamente estamos afectando la manera en la que las distintas
áreas del cerebro se comunican entre sí. Con nuestros tratamientos podemos
alterar las conexiones del cerebro. “A medida que el dolor se vuelve crónico,
algunos pacientes pueden verse condicionados a evitar hacer cosas que antes
hacían. En los niños, y también en adultos, habitualmente existe una sensación
de temor: ‘No quiero salir a la calle a caminar porque duele, y eso me asusta’.
Estamos cambiando eso a nivel neuronal de la mano de nuestros tratamientos. El
simple hecho de enseñar a las personas a pensar de un modo diferente sobre el
dolor puede alterar no solo el nivel de dolor que refieren, sino el propio
cerebro”.