Los diferentes tipos de actividad física pueden generar
beneficios en las personas que padecen hipertensión.
Uno de cada cuatro ataques cardíacos es causado por la
presión arterial alta. Se estima que, para el año 2025, alrededor del 60 %
de la población mundial tendrá hipertensión. Si bien es ampliamente
aceptado que el ejercicio reduce la presión arterial, hasta ahora, las
recomendaciones se han centrado en la cantidad de ejercicio por semana, sin
considerar el nivel inicial de presión arterial de un individuo. Es por
ello, que resulta una novedad la aparición del primer consejo personalizado
sobre el ejercicio más efectivo para bajar la presión arterial. Este se
publicó, en septiembre de este año, en el European Journal of Preventive
Cardiology, una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC). Este
documento de consenso utilizó, por primera vez, un análisis de evidencia de
la más alta calidad para producir una guía detallada sobre cómo reducir la presión arterial en personas con hipertensión, presión arterial normal-alta
y presión arterial normal. “El objetivo de las recomendaciones para los tres
grupos es, principalmente, reducir la presión arterial”, dice el profesor
Henner Hanssen, de la Universidad de Basilea, Suiza. “En última instancia, a
través de la reducción de la presión arterial, podemos reducir el riesgo de
ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte por enfermedad
cardiovascular, y así pasar más años de vida con buena salud”.
Actividad física por grupo de personas
Para cada uno de los tres grupos, el documento describe la
primera prioridad de ejercicio para reducir la presión arterial, seguida de
alternativas que aún logran la reducción pero en menor medida.
• Para las personas con hipertensión (presión arterial de
al menos 140/90 mmHg), el ejercicio aeróbico es el método más efectivo.
Esto incluye actividades como caminar, correr, andar en bicicleta o nadar. “En
las personas con hipertensión, la reducción de la presión arterial que se puede
lograr con el ejercicio aeróbico es la misma, o incluso ligeramente mayor, que
tomando un solo medicamento antihipertensivo”, indica el profesor Hanssen.
• En aquellos con presión arterial normal alta
(130-139/85-89 mmHg), el entrenamiento de resistencia dinámica es la primera
prioridad. Esto se refiere al entrenamiento de fuerza que generalmente
involucra al menos seis grandes grupos de músculos donde la contracción
muscular da como resultado movimiento, por ejemplo, levantamiento de pesas,
sentadillas y flexiones.
• Las personas con presión arterial normal (menos de
130/84 mmHg) se benefician más del entrenamiento de resistencia isométrica.
Esto implica la contracción estática de los músculos, por ejemplo, el ejercicio
de agarre manual. “Las personas con presión arterial normal, pero que tienen un
mayor riesgo de desarrollar hipertensión, pueden estar particularmente
motivadas para mantener sus niveles bajos”, asevera Hanssen. Más allá de lo
anterior, asevera que “es muy probable que las personas obesas desarrollen
presión arterial alta si la obesidad persiste a lo largo de los años. Las
personas sanas con un padre hipertenso también corren el riesgo de desarrollar
presión arterial alta, al igual que las mujeres que tuvieron presión arterial
alta durante el embarazo (hipertensión gestacional). Las personas en estos
grupos pueden posponer o incluso prevenir la hipertensión haciendo ejercicio”.
El profesor Hanssen remarca que la actividad física se debe realizar con
regularidad para mantener los beneficios. Y concluye: “Para la mayoría de
los ejercicios, el efecto de reducción de la presión arterial dura
aproximadamente 24 horas, similar a la medicación, por lo que es mejor estar
activo todos los días si es posible”.