Los problemas para tragar pueden provocar complicaciones
como neumonías aspirativas, por ejemplo.
Fuente: Salud a Diario
El tragar o deglutir permite ingerir alimentos y líquidos
con la finalidad de lograr una nutrición e hidratación adecuadas en cada
organismo, así como también la posibilidad de sentir placer al comer, de
sociabilizar con la familia, los amigos, los colegas, con diversas comidas,
bebidas, sabores, colores y texturas. ¿Se imaginan no poder tomar agua o comer
un almuerzo? La deglución es el proceso que permite llevar el bolo de
alimento desde la boca al esófago y luego al estómago, para que continúe con el
proceso digestivo. Cuando esto se ve afectado, aparece la dificultad para
tragar, que es denominada técnicamente como “disfagia”.
Por qué se produce la disfagia
Esta alteración puede aparecer debido a diversas
enfermedades: neurológicas, respiratorias, tumorales, psicogénas, sarcopénicas,
mecánicas, entre otras. Posee diversos grados de gravedad y complicaciones
entre las cuales se pueden mencionar: deshidratación, desnutrición, pérdida de
peso, neumonías aspirativas, afectación de la calidad de vida y otras. Los
casos más graves pueden generar aumento de la fragilidad en los adultos mayores
y, en algunos casos, fallecimiento. La dificultad se genera muchas veces por
alteraciones en el control deglutorio que se encuentra en el cerebro, el cual
-al verse afectado por un accidente vascular, un tumor o una enfermedad
neurodegenerativa, entre otras patologías cerebrales- genera que se afecte
esta función. También puede originarse por una lesión de las estructuras que
permiten la deglución o el tragar: la cavidad oral, la lengua, los dientes, la
faringe, el esófago, y la protección de la vía aérea.
El proceso de deglución
A modo general, la deglución comienza con la activación
cerebral de lo que vamos a ingerir, relacionada con la sensación de hambre,
sed, significado del alimento, entre otras variables cognitivas. Luego, al
colocar el alimento en la boca, comienza la masticación y la formación del
bolo, para luego llevarlo con un movimiento de lengua hacia la faringe y
gatillar el reflejo de la deglución que permite llevarlo hacia el esófago y
cerrar la vía aérea, para que el proceso de digestión continúe su curso (y la
vía respiratoria no reciba alimentos y se encuentre protegida). Este proceso
puede verse afectado en cualquiera de sus etapas y con cualquier consistencia
de alimentos. Es importante detectar este tipo de dificultades, sobre todo en
personas mayores, las que poseen de base una deglución envejecida, que es más
frágil, y genera mayores complicaciones cuando se instaura una disfagia.
Cómo detectar el trastorno de deglución
Una persona podría tener un trastorno para tragar:
• Si presenta dificultad para masticar y formar el bolo
alimenticio.
• Si mantiene el bolo de comida en la boca y no lo deglute.
• Si le quedan restos de alimentos en la cavidad oral.
• Si presenta “atoros” o tos durante o después del
proceso de deglución con cualquier consistencia.
• Si ha dejado de deglutir alguna consistencia específica.
• Si se “atora” con la saliva.
• Si posee sensación de la presencia de cuerpo extraño en la
faringe.
• Si presenta regurgitación.
• Si presenta cambios en la voz post deglución,
específicamente que la voz se vuelva “húmeda”.
De presentarse alguna de las dificultades antes descritas, es
importante acudir a un fonoaudiólogo para realizar evaluación y estudio
correspondiente de cada caso.
Cómo tratar el trastorno de deglución
La rehabilitación y el manejo de este trastorno puede ser
bastante variada, dependiendo de la etiología que la causa. En general, están
los programas de ejercicios de fortalecimiento muscular, manejo de maniobras
deglutorias y rehabilitadoras, las cuales incluyen ejercicios con alimentos y
sin ellos; modificación de volúmenes y consistencias. Esta última, muy
utilizada en pacientes con disfagia orofaríngea neurogénica, implica el uso de
espesantes para potenciar una deglución segura. Se utiliza en bebidas frías o
calientes, y permite aumentar la viscosidad del alimento, por lo que ayuda a
aumentar el tiempo en el gatillamiento de la respuesta motora orofaríngea, lo
que posibilita deglutir de forma segura. El espesante puede ser agregado a
todos los alimentos, sin modificar su sabor, para permitir mejorar la calidad
de vida y el proceso de deglución-alimentación.
A continuación, se presentan algunas sugerencias que
permiten potenciar el proceso de deglución de forma segura:
• Alimentarse siempre bien despierto y sentado en 90
grados.
• Luego de alimentarse, la persona debe mantenerse sentada
30 minutos.
• Masticar bien los alimentos para generar un bolo cohesivo.
• Alimentarse bien concentrado y lento.
• Evitar distractores (televisión, smatphone, radio,
conversación, etc).
• Seleccionar volúmenes cómodos y seguros para deglutir.
• Deglutir con precaución alimentos riesgosos como carnes grandes, alimentos duros, frutos secos, graneados y consistencias mixtas, entre
otros.