Realizar actividad física de forma excesiva puede afectar a
los músculos del cuerpo.
Fuente: Muysaludable.sanitas.es
Comer de forma saludable y hacer ejercicio son
imperativos que nadie discute hoy en día. Sin embargo, estos hábitos
esconden una paradoja: ¿qué pasa cuando el remedio se convierte en la
enfermedad?
Los peligros del sobreentrenamiento
El sobreentrenamiento es una realidad frecuente que nos
expone a esta situación. Ya lo decía la filosofía clásica: la virtud se encuentra
en el término medio, es decir, el punto medio entre los dos extremos.
Aunque el discurso de la moderación puede resultar una
obviedad para cualquiera que lo escuche, la realidad es que, en lo que se
refiere al deporte, el lema “no pain, no gain” (sin dolor no hay resultados) ha
primado en las últimas décadas, lo que ha llevado a muchos a sentir las
consecuencias del exceso de ejercicio, según plantea este artículo del
portal Muysaludable.sanitas.es.
Pero ¿cómo sabemos si efectivamente nos estamos excediendo
con el deporte? Muchos factores intervienen a la hora de determinar qué se
considera exceso de ejercicio, ya que no solo depende de la cantidad de
horas al día que dediquemos al deporte.
El estado físico de la persona, la intensidad del
ejercicio que se practica o el número de horas total a la semana empleadas en
hacer deporte y actividad física en general (ir caminando al trabajo, por ejemplo)
son aspectos para tener en cuenta a la hora de valorar si estamos llevando al
cuerpo al sobreentrenamiento.
Cómo determinar los umbrales de ejercicio
En lo que respecta al tipo de actividad física, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció unos valores mínimos con el
fin de que la población, sin dolencias médicas específicas, abandonara loshábitos de vida sedentaria. Según este organismo, es recomendable que las
personas de entre 18 y 64 años dediquen un mínimo de 150 minutos semanales a la
práctica de alguna actividad física aeróbica de intensidad moderada. Esto
equivaldría a una actividad de aproximadamente 20 minutos al día.
La OMS también recomienda que, en caso de practicar una
actividad aeróbica intensa, esta debería durar un mínimo de 75 minutos a la
semana o, si se prefiere, una combinación equivalente a ambos tipos de actividad.
También aconseja que dos veces por semana, o más, se realicen ejercicios de fuerza
de los grandes grupos musculares.
Esto, combinado con una dieta saludable, es lo mínimo que un
adulto sano debería hacer para obtener beneficios sobre su salud, aunque pueden
conseguirse más si se aumentan hasta 300 minutos a la semana en el caso de
practicar una actividad moderada, o a 150 minutos semanales si se lleva a
cabo una actividad física vigorosa.
Ahora bien, los umbrales máximos no están tan claros y
los expertos no se ponen de acuerdo en cuándo hay un exceso de ejercicio.
Una revisión publicada en 2016 en la revista British Medical Journal echa por
tierra las recomendaciones de la OMS.
Sus autores realizaron una extensa revisión de artículos de
la literatura científica y concluyeron que un nivel elevado de actividad física
está relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedades como cáncer de mama
o de colon, diabetes, infarto de miocardio e infarto cerebral, aclara este
artículo de Muysaludable.sanitas.es.
Este “nivel elevado” se traduce en alcanzar entre 3000 y
4000 MET (equivalencia metabólica del ejercicio), mientras que las recomendaciones
de la OMS se quedan en 600 MET. Dicho de otra manera, el estudio multiplica
por cinco las recomendaciones de la OMS: entre 1,7 y 2,3 horas al día de actividad
física moderada o entre 53 y 71 minutos de actividad física intensa. ¿Y qué podría
ocurrir si nos excedemos de este volumen de actividad?