Si tiene hipertensión, es importante que siga un plan de alimentación
que no empeore la afección.
Fuente: Salud a Diario
Hasta que el daño suele estar ya avanzando, la
hipertensión arterial es una condición silenciosa. ¿Cómo, si no explicar
que el 27,6 % de la población adulta chilena la padezca? Es una cifra enorme
(establecida en la Encuesta Nacional de Salud realizada entre el 2016-2017).
Pensemos de qué manera procesaría la sociedad en el caso que, por ejemplo un
cuarto (25 %) de los chilenos sufriera demencia senil o esclerosis múltiple.
Negación de la hipertensión
No ocurre lo mismo con la hipertensión. La hemos
“naturalizado”. Y no es que afecte más a un género que a otro: no existen diferencias
significativas entre hombres y mujeres, 27,5 % y 27,7 % respectivamente. Donde
las diferencias se presentan es en los grupos de edad. Ahí se observa un
incremento de su incidencia a partir de los 45 años, siendo en proporción casi
el doble en mayores de 65 años.
¿En qué consiste la hipertensión arterial?
La Dra. Denisse Lama, presidenta del Departamento de
Prevención Cardiovascular de la Sociedad Chilena de Cardiología y Cirugía
Cardiovascular, la define con claridad: “Se trata de una enfermedad crónica
frecuente, en la que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos”. Lo anterior se explica porque, “la tensión
arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos
sanguíneos (arterias) al ser bombeada por el corazón”. Entonces, “la presión
arterial está determinada, tanto por la cantidad de sangre que bombea el
corazón como por el grado de resistencia del flujo de la sangre en las
arterias”. Es decir, “cuanta más sangre bombee el corazón y cuanto menor
calibre (abertura o espacio interno) tengan las arterias, mayor será la presión
arterial”. Casi todos sabemos que la lectura de la presión arterial se
determina en milímetros de mercurio (mmHg) y tiene dos valores: el superior
(presión sistólica) que mide la presión en las arterias cuando el corazón late
y el inferior (presión diastólica) que mide la presión en las arterias entre
los latidos. Es decir, si mide 12/8, el número 12 corresponde a la primera y el
8 a la segunda.
Causas y tipos de hipertensión
Se considera que existen dos tipos de hipertensión:
primaria o esencial y secundaria. En la mayoría de los adultos, no existe
una causa identificable de presión arterial alta, este tipo de hipertensión se
denomina primaria o esencial, y suele desarrollarse gradualmente en el
transcurso de muchos años. Menos frecuentemente la hipertensión arterial es
provocada por una enfermedad subyacente. Este tipo de presión alta se llama
secundaria, tiende a aparecer repentinamente y con cifras arteriales más
elevadas que la primaria. Diversas patologías la pueden causar, entre ellas,
tumores de la glándula suprarrenal, enfermedades congénitas de los vasos
sanguíneos, enfermedades que afectan la tiroides y enfermedades del riñón.
Algunos fármacos o drogas también pueden elevar la presión arterial como los
antigripales, los descongestionantes, las anfetaminas y la cocaína. También
se entiende que el consumo excesivo de sal (que viene, además, agregada en
gran cantidad de productos, desde el pan a las conservas) la impulsa. Con
estos elementos básicos establecidos, la Dra. Lama responde algunas preguntas
sobre aspectos más complejos y relevantes.
¿Cuáles son sus síntomas y consecuencias?
La mayoría de las personas con hipertensión no tiene síntomas, incluso si las cifras tensionales alcanzan niveles peligrosamente
altos. Algunas personas con presión arterial alta pueden tener cefalea,
dificultad para respirar o san- grado nasal, pero estos signos no son
específicos y; por lo general, no se presentan síntomas salvo cuando llegamos a
etapas más graves, como con una emergencia hipertensiva donde hay daño a
órganos como el cerebro o corazón.
Cómo consumir menos sodio
Por supuesto, no dejar el salero en la mesa es, sin duda,
un comienzo. Otro consejo importante: “Nunca agregar sal sin probar las
comidas”, dice García Milla. También podemos cambiar la sal tradicional por
una sin sodio, “pero ¡ojo! esto no sirve para todos, ya que esta sal es rica en
potasio y hay personas que no deben consumirla, por ejemplo personas con
algún tipo de enfermedad renal”.