El
enemigo silencioso que acecha en su alacena podría estar condenándolo a un
sinfín de enfermedades.
Los análisis revelaron diferencias en las formas en que
hombres y mujeres consumen alimentos ultraprocesados y el posible riesgo de
cáncer asociado. De los 206.000 participantes seguidos durante más de 25 años,
el equipo de investigación documentó 1.294 casos de cáncer colorrectal entre
hombres y 1.922 casos entre mujeres. El equipo encontró que la asociación
más fuerte entre el cáncer colorrectal y los alimentos ultraprocesados
entre los hombres proviene de los productos listos para comer a base de carne,
pollo o pescado. “Estos productos incluyen algunas carnes procesadas como
salchichas, tocino, jamón y pasteles de pescado. Esto es consistente con
nuestra hipótesis”, dice Wang. El equipo también encontró que un mayor
consumo de bebidas azucaradas, como refrescos, bebidas a base de frutas y
bebidas a base de leche azucarada, se asocia con un mayor riesgo de cáncer
colorrectal en los hombres.
Diferencias entre los ultraprocesados
Sin embargo, no todos los alimentos ultraprocesados son
igualmente dañinos con respecto al riesgo de cáncer colorrectal. “Encontramos
una asociación inversa entre los productos lácteos ultraprocesados como el
yogur y el riesgo de cáncer colorrectal entre las mujeres”, explica la coautora
principal Fang Fang Zhang, epidemióloga del cáncer y presidenta interina de la
División de Nutrición, Epidemiología y Ciencia de Datos de la Escuela Friedman.
En general, no hubo una relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados
y el riesgo de cáncer colorrectal entre las mujeres. Es posible que la
composición de los alimentos ultraprocesados que consumen las mujeres sea
diferente a la de los hombres. También puede ser que “los alimentos como el
yogur pueden contrarrestar potencialmente los impactos nocivos de otros tipos
de alimentos ultraprocesados en las mujeres”, especula Zhang. Aunque los
alimentos ultraprocesados a menudo se asocian con una dieta de mala calidad,
podría haber factores más allá de esta mala calidad en el riesgo de desarrollar
cáncer colorrectal. Por ejemplo, el papel potencial de los aditivos
alimentarios en la alteración de la microbiota intestinal, la promoción de la
inflamación (corporal) y los contaminantes formados durante el procesamiento de
los alimentos o migrados desde los empaques de los alimentos pueden promover el
desarrollo del cáncer, anotó Zhang. Aunque los químicos que se les agregan
pueden alargar su vida útil, los convierten en mucho menos saludables que los
no alterados. En el caso de niños y adolescentes, los efectos a largo plazo
podrían ser graves por la extensión de la ingesta. “El cáncer tarda años o
incluso décadas en desarrollarse y, a partir de nuestros estudios
epidemiológicos, hemos demostrado el posible efecto de latencia: se necesitan
años para ver un efecto de cierta exposición sobre el riesgo de cáncer”, dicen
los investigadores. “Debido a este largo proceso, es importante tener
exposición a largo plazo a los datos para evaluar mejor el riesgo”. Wang y
Zhang publicaron previamente un estudio que identificó una tendencia en el
aumento del consumo de alimentos ultraprocesados en niños y adolescentes de EE.
UU. Ambos estudios subrayan la idea de que muchos grupos diferentes de
personas pueden depender de los alimentos ultraprocesados en sus dietas diarias.
“Gran parte de la dependencia de estos alimentos puede deberse a factores como
el acceso a los alimentos y la conveniencia”, dice Zhang, quien también es
miembro del Instituto Tufts para la Investigación Global de la Obesidad. “Los
alimentos procesados químicamente pueden ayudar a prolongar la vida útil, pero
muchos alimentos procesados son menos saludables que las alternativas no
procesadas. Necesitamos concienciar a los consumidores sobre los riesgos
asociados con el consumo de alimentos no saludables en cantidad y hacer que las
opciones más saludables sean más fáciles de elegir”, agrega. Wang sabe que el
cambio no ocurrirá de la noche a la mañana y espera que este estudio, entre
otros, contribuya a cambios en las recomendaciones y regulaciones dietéticas.